domingo, 21 de abril de 2024

El tablero de la vida

 


En lo más cotidiano jugamos nuestra partida, nos alegramos y nos cansamos, planeamos y nos desanimamos, hacemos nuestras jugadas más brillantes y también ocurren nuestros fracasos. Todo sucede ahí, en el tablero de la vida. Nuestro terreno de juego es este punto dentro de una línea infinita, ahí danzamos nuestra danza, porque estamos dentro del mismo baile del universo.

La sabiduría humilde de todos los tiempos está a nuestro servicio, llama a nuestra puerta cada día, podemos abrirle o no. Nosotros decidimos con nuestra libertad. Solo tenemos que decir sí.

Sí a confiar, ahora y siempre, pase lo que pase. Es sencillo confiar cuando todo va bien, lo que nos hace grandes es confiar en medio de dificultades.

Sí a la bondad que nos busca y es nuestra mejor aliada, en todo y en todos se encuentra, tenemos que resaltarla con nuestra misma mirada bondadosa.

Sí a la gratitud. Dar gracias, cura, transforma nuestra realidad. Y eso podemos hacerlo en cada respiración y cada paso. Aunque se haga forzado y no se sienta, va haciendo su efecto y nos va sanando. Todo se puede entrenar.

Sí a mí misma, a mí mismo, tal como soy. Los cambios irán llegando, el primer paso será aceptarnos, mirarnos amorosamente, como se mira un objeto precioso, porque eso somos. Para encontrar otros tesoros, previamente hay que descubrir el que llevamos dentro. Si no lo hacemos así, nos falta lo esencial y en cualquier momento se puede derrumbar lo que construimos.

Sí a ser honestos y limpios de corazón para que en nosotros se instale la alegría que de modo natural comunicamos a este mundo donde tanta falta hace.

En este tablero de la vida, nadie puede jugar nuestra partida por nosotros. Somos necesarios.


1 comentario:

Mónica Inés Pretel dijo...

"En lo cotidiano jugamos nuestra partida"
En lo cotidiano debemos mostrar nuestra confianza.
Precioso

Celebrar la vida

  Algo tiene que morir en nosotros para que la vida gane. Desprendernos para avanzar. Dejar atrás la visión de nosotros mismos y del mundo, ...