domingo, 30 de octubre de 2016

No deseo nada más

No somos originales. A lo largo de la historia todo se repite, no hay nada nuevo. Siempre son tiempos difíciles, y siempre nos inunda la gracia. Siempre estamos batallando en mil conflictos y siempre nos nace la esperanza. Dickens comienza uno de sus libros diciendo: “Era el mejor de los tiempos y el peor; la edad de la sabiduría y la de la tontería, la época de la fe y la época de la incredulidad; la estación de la luz y la de las tinieblas; era la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.”
Cuántas veces cuando leemos un texto de épocas anteriores pensamos que se podría decir lo mismo de este tiempo que nos toca vivir.
El corazón de los pequeños seres humanos nace asombrado, buscador y, en gran medida, asustado. Todo es demasiado grande y no nos cabe en nuestro limitado entendimiento. Se nos escapa el sentido de todo, y entonces le llamamos misterio. También se nos embota la mente y nos erigimos en pequeños dioses sabiondos, dictando normas rígidas y condenando a los que no opinan como nosotros.
Todo está vivido ya, todo está repetido. Como si todos los seres que han pasado por el planeta fuesen un solo ser; todas las alegrías, una sola alegría; todas las angustias, una sola angustia.
Desde esta perspectiva, me nace una sonrisa y un suspiro de alivio. Dónde quedan mis temores y mis preocupaciones: se los lleva el sabio viento que todo lo barre y todo lo pone en su sitio, sin que yo tenga que hacer nada.
Ese viento me ha levantado de la tierra, me ha dado un pequeño espacio para contemplar y admirar, me ha dicho sin palabras: adelante, yo te amo, estás en mí. Y sin más ceremonias, me he convertido en enviada del mismo Amor, en su misma encarnación. Demasiado grande para entenderlo.
Solo cabe la oración del abandono de Ch. de Foucauld: “Padre, me abandono a ti,
haz de mí lo que quieras,
lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más Padre.”

No deseo nada más.

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