“Cada día Dios escribe una carta
para ti, desde que amanece hasta que brillan las estrellas, Dios te está
diciendo algo, un mensaje sencillo que está escrito en el vuelo de los pájaros,
en las plantas que surgen de la tierra, en los ojos asombrados de los niños.
Haz silencio, escucha, Dios escribe la vida para ti.”
Así de precioso empieza hoy
“Rezando voy”, el espacio diario de oración, que está en internet.
Si Dios escribe la vida para mí,
día a día, y si me abre una puerta a su presencia que es la que me permite
dirigirme a él, hablarle, agradecerle, eso quiere decir que todo lo que me
suceda estará bien, no según la raquítica medida humana, sino desde la otra
óptica, la del amor infinito.
Por eso le puedo decir
confiadamente: en tus manos Señor pongo mi vida, sé que estás para mí desde
antes de los tiempos, sé que me cuidas con delicadeza y que formo parte de ti.
Por eso te digo que mi misión, en todas las tareas que yo realice, va a ser
comunicar y contagiar la alegría de tu amor. Anunciaré tu presencia y tu
bondad.
La existencia es esa carta, esa
efusión de buena energía y buen espíritu, ese reino divino al que pertenecemos.
No hay ningún otro lugar donde vivir. Lo que sucede es que ese lugar también
tiene lados oscuros, que están ahí para ayudarnos a encontrar nuestro camino y
a dar el paso a la confianza total, al sí definitivo, “hágase tu voluntad”. Sin
duda, la sombra forma parte de la luz, y es una parte muy importante,
aceptémosla, abracémosla. Se nos ha dado para algo, para nuestra formación.
Leamos cada uno la carta dirigida
a nosotros, con ojos de enamorados, con ilusión nueva.
1 comentario:
Gracias por desvelarme a Dios en tu persona, por ayudarme a descubrir mi carta.
Te quiero mamá.
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