miércoles, 5 de agosto de 2015

Ad modum recipientis




“Quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur”  (Santo Tomás de Aquino). Todo lo que se recibe, se recibe con la forma del recipiente. O lo que es lo mismo, cada cual entenderá según sus capacidades.
Nosotros tenemos que cuidar y ensanchar nuestro propio recipiente para pillar más trozo del pastel, es decir, comprender mejor el mensaje de la vida y del amor, que llega a todos.
No es lo mismo tener la antena desconectada que tenerla completamente desplegada y en actividad para captar las vibraciones y las ondas de buena energía que nos constituyen. La película de la vida está en marcha, puedo disfrutarla o perdérmela.
Aquellos que tienen vena artística y creativa tienen mucho que decirnos en esto porque ellos ven detalles y matices que nosotros ni imaginamos.
Nuestra tarea es cuidar nuestro recipiente interior, limpiarlo de trastos inservibles heredados, prejuicios y desconfianzas. Dejarlo preparado para los tesoros que cada día nos esperan, para las sonrisas y los mensajes de esperanza.
El nuestro es un recipiente sagrado que nos tiene que aprovechar para captar las ondas divinas que incesantemente nos mueven y nos sorprenden con su ternura infinita.
Lo bueno es que cada época de nuestra vida es diferente porque nuestro recipiente va cambiando, vamos madurando y abriéndonos a la gratitud y el gozo de lo sencillo.
Nuestros sentidos son las puertas del recipiente, si los tenemos alerta y concentrados y prestamos atención solo a lo que nos construye, veremos cómo suceden los milagros, porque sentiremos la brisa como una caricia, saborearemos momentos mágicos y  la belleza será nuestra compañera de camino. Es un programa que merece la pena.
…Ad modum recipientis…

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