domingo, 12 de abril de 2015

Sencillez y autenticidad



A veces nos gusta complicar lo que es sencillo. Cuántas celebraciones religiosas son increíblemente largas y tediosas, en ellas los jóvenes se aburren y los mayores también. Cuántas conferencias escuchamos con páginas y páginas de textos leídos. Creo que no tenemos tanta capacidad de atención, por eso desconectamos pronto de lo que estamos escuchando, aparentemente estamos presentes pero nuestro pensamiento se ha ido a otro sitio.
Quizá nos hace falta más formación y educación, para despertar iniciativas y poder innovar, porque todo hay que aprenderlo y trabajarlo, las cosas no ocurren espontáneamente, todo requiere una preparación.
También nos hace falta educarnos en el silencio, escuchar una frase, quedarnos con una palabra, y meditar sobre ella, o simplemente repetirla internamente, eso es el mantra, una palabra que nos ayuda a calmar nuestra mente.
Crear espacios cómodos, relajados, con música de fondo. La música acaricia nuestro interior y ayuda a un clima de atención.
Supongo que somos muchas las personas en el mundo que quieren adentrarse en el sentido de lo que les sucede interiormente, en el porqué último de la existencia. Para ello necesitamos saborear a fondo las palabras, las acciones, los gestos. Escuchar las llamadas que nos llegan y nos hacen salir del letargo y de la muerte y despertar ya a la dicha de ser.
Personalmente, me propongo no quedarme ningún agradecimiento dentro, estrenar todas las palabras de armonía, no escatimar besos y abrazos, dejar las puertas abiertas para que la paz de mi corazón inunde el mundo.
Rom 11: “Si el primer pan que se hace de la masa está consagrado a Dios, también lo está la masa entera. Y si la raíz de un árbol está consagrada a Dios, también lo están las ramas”.
De dentro hacia afuera vivimos, cuidemos nuestras raíces que son esos tesoros interiores que nos constituyen. Y eso se extenderá y se reflejará fuera, en nuestro ambiente, lo sepamos o no. También cuando descuidamos esas mismas raíces, se nota fuera.
Si nuestra decisión y honestidad es firme, la masa entera que somos se verá afectada por ella y no complicaremos ni haremos enrevesadas las cosas que son sencillas.
Para no caer en la indiferencia, en la apatía y el aburrimiento, si nos interesa el tema, formémonos, estudiemos, meditemos. También podemos compartir nuestra experiencia con los que nos rodean, y comunicar nuestro entusiasmo en todo momento.
Y así contagiaremos sencillez y autenticidad con las palabras y la vida.

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