miércoles, 4 de marzo de 2015

Disfrutar de esta aventura



Uno sabe amar a los demás lo mismo que sabe amarse a sí mismo. Si no nos amamos, imposible amar a nadie. Lo que tenemos para nosotros de modo natural se vuelca en los demás. Somos un todo armónico. No se pueden hacer partes en él.
Por eso es esencial trabajarse uno mismo, interiormente, a fondo.
Todo lo que hacemos, todo aquello en lo que nos embarcamos nos sirve para la vida, para crecer hacia una mayor conciencia de existir, y un mayor agradecimiento. Y de eso trata el vivir, no de otra cosa.
En la inmensa variedad de los humanos, en cuanto a caracteres, condiciones físicas, sociales, emocionales y laborales, capacidades personales y oportunidades, todos somos básicamente iguales: necesitamos amar y ser amados para que todo funcione.
Estamos unidos por un barro común que nos iguala en la base y en lo esencial. Y a pesar de esta unión increíble insistimos en poner barreras y separar. En contraponer lo mío a lo tuyo y vivir enfrentados o aislados.
Parece que nuestra vida sea una carrera de ambiciones. Poseer, juntar, acumular, tener más de todo, como objetivo. Pero eso no da la felicidad. En los países donde hay más poder adquisitivo también hay más depresiones y problemas emocionales. Muchas veces nos encontramos, a mí me ha pasado, con que los que menos tienen nos dan lecciones de buen hacer y buen vivir.
En algún momento de nuestra vida se produce un cambio, ya no nos basamos en lo que tenemos, sino que miramos hacia un lugar ignorado por nuestros ojos, que nos atrae, buscamos otro sentido, otra orientación para vivir. Ya no nos sirve lo de siempre.
Y cuando entramos en esta fase, ya no tiene vuelta atrás, es perdurable, nos sentimos bien, asombrados. Todo lo vivido anteriormente era necesario para llegar hasta aquí. Vemos una especie de planificación sobre nuestra persona. Y por fin nos damos cuenta que no dependemos de nosotros mismos. Hemos dejado atrás la ambición, nos queda disfrutar de esta aventura.
Dice Lluis Llach en la canción Ítaca: “Cuando salgas para hacer el viaje hacia Ítaca tienes que rogar que sea largo el camino, lleno de aventuras, lleno de conocimientos, que sean muchas las madrugadas que entrarás en un puerto que tus ojos ignoraban. Tienes que llegar, ese es tu destino.”

No hay comentarios:

El sentido

  Qué sentido tiene vivir, y qué sentido tiene partir. Si utilizo la mente pensante, jamás podré contestar a estas cuestiones. Tengo que uti...