Willigis Jäger: “Dios es una sinfonía. Todos los miles de millones de formas e
individuos son notas de esa sinfonía. Pero la esencia de la sinfonía no es la
nota sino la música que quiere sonar en la nota. Cada uno de nosotros es una
nota en la que se manifiesta la sinfonía divina”.
Me gusta ser una nota de la
sinfonía-Dios. Entonar mi canto, que es mi vida, al mismo tiempo que otros
seres lo hacen, habitar en el interior de una Melodía Perfecta donde no hay
bien ni mal, equivocaciones ni aciertos. Donde todo cabe, nada está excluido.
Cuando vivimos quiere decir que hemos sido aceptados como buenos para la vida.
Y no hay que añadir nada más.
W. Jäger es monje benedictino y maestro
zen, su obra ha sido aunar la tradición cristiana y la filosofía oriental zen.
A mí me parece una auténtica maravilla lo que escribe. Me trae aires de
renovación, frescura y alegría. Me descubre una forma diferente de vida. Cuando
he dejado sus libros a mis amigos, no siempre han gustado. Con esto quiero
decir que cada uno tiene que buscar el tipo de lecturas que le va en cada
momento. Lo que para mí es oro a otro no le dice nada.
Dice Jäger: “El cambio del mundo comienza en nuestro propio interior. Los ermitaños
ya lo sabían y nuestro camino contemplativo nos lo indica continuamente: nunca
estás sentado solo, contigo se sienta siempre todo el universo”.
Sus palabras me llegan y me las creo. Me
parece increíble que todo el universo esté sentado aquí conmigo, hace que esta
pequeña habitación y esta insignificante persona que soy yo se convierta en
algo diferente, que me gusta, me hace avanzar e ilusionarme.
“La
verdadera paz solo llega a través de campos de amor y benevolencia que somos
capaces de crear nosotros mismos. Nosotros creamos el mundo”.
Tenemos una tarea preciosa y motivadora:
ponernos en marcha cada día para crear un mundo nuevo.
“Haced
vuestra oración más sencilla. Experimentaos como vida de Dios aquí y ahora, en
lo que estáis haciendo”. Un cambio de
mentalidad se nos ofrece.
He entresacado algunas de las frases,
hay montones, que me maravillan. Cada uno tiene que buscar lo que le lleva a
ponerse en camino, a no quedarse estancado y adormilado.
Es mucha la belleza que tenemos que
contemplar. No nos la perdamos.
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