miércoles, 12 de junio de 2013

Ponernos en camino


Vamos a ponernos en camino, una vez más, con todos los que peregrinan a nuestro lado, todos los que luchan,  colaboran, buscan y se entusiasman, con aquellos que escuchan en su corazón esa llamada sin voz, que es una caricia del mismo amor que les habita.

Vamos a unir nuestras manos y nuestras fuerzas, conscientemente, porque, con palabras de Luis Amigó: “¿Qué otra cosa podrá importarle más al hombre que tener un perfecto conocimiento del Ser Supremo, corresponder a la dulzura de su amor, conocer su voluntad y amoldar a ella todos los actos de su vida?”

Unamos nuestra voluntad a la de todos los hombres y mujeres de la tierra para que nuestro fin sea construir nuestra paz interior, y así, entre todos, juntando nuestros espacios de paz, hagamos posible la armonía del universo.

Y nadie se crea superior, porque todo se nos da, y el que carece de algo también es por disposición de Dios.

Las grandes personas tienen esa intuición del sentido de la vida como servicio de amor, como entrega y agradecimiento. Buscan la justicia y la honradez “como un manantial inagotable”. Y con su vida y con su obra nos impulsan a todos a ser mejores personas y a buscar lo esencial, que es ser sabedores del amor que es nuestra vida y corresponder con ella a la ternura del Padre/Madre Dios.

Tenemos nuestras jornadas para escuchar los mensajes divinos que nos llegan a través de nuestros hermanos, todo forma parte de su obra, de su voluntad. Somos sus hijos queridos, preferidos, mimados, consentidos. Tenemos un Padre de bondad, un Espíritu guía y amigo, y a Jesús que es nuestro Maestro y modelo. Con esa ayuda vamos a ponernos en camino una vez más, vamos a gritar al mundo que en nuestras pequeñas vidas habita la Vida con mayúsculas, vamos a comunicarles que nuestra alegría es la Alegría de un universo agradecido y enamorado de su Creador.

Y para ello vamos a dar gracias por la fe. Tan importante porque la fe es la ayuda, las gafas que se nos dan para ver en la oscuridad. Gracias a ese don de la fe podemos decir: Padre, Maestro, Amigo. Podemos ser buscadores y enamorarnos de las estrellas, de los amaneceres, de todos los seres creados, porque son el reflejo de Alguien que nos ha llamado por nuestro nombre y nos defiende con su Amor y con su Sabiduría única.

La fe se expresa en el amor. Que a través de nosotros también se manifieste el amor de Dios, somos sus ojos para contemplar, sus manos para ayudar, sus pies para acudir a nuestros hermanos necesitados, su corazón para llevar a cabo su plan de amor sobre esta tierra.

Por eso comuniquemos nuestra fe y nuestra decisión de amar al mundo entero, para que este se convierta en una llama encendida, en un grito de alabanza. Y para que nuestra existencia sea una acción de gracias cada momento del día.

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