“Deseaba buscarte,
y vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.
Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.”
Me gusta lo que expresan estas palabras
porque es verdad que nos creemos los buscadores, los que se ponen en marcha,
los que eligen, hasta que nos damos cuenta de que esencialmente hemos sido
buscados, elegidos, encontrados. “…a
quienes Dios, en su bondad, ha escogido. Y si es por la bondad de Dios, ya no
es por los hechos…”) (Rom 11, 6)
Cambiar el punto de mira es importante,
ya no se basará todo en mi esfuerzo, en mi “buen hacer”, no depende de mí la
armonía del universo. La armonía existe por sí misma, y me ha elegido para
habitar en ella, o dicho de otro modo, me habita.
Yo corro hacia una meta a la que ya he
llegado, parece un sinsentido. Alguien está reconduciendo continuamente al ser
humano hacia él. Ese mismo Alguien cuida con un amor infinito la obra que ha
salido de sus manos. Va arreglando sin cesar nuestros errores, limando nuestras
asperezas, quiere conseguir un hombre y una mujer nuevos, y su paciencia y su
poder son infinitos.
Va cambiando nuestra desesperación en
esperanza, nuestra oscuridad en luz. Un día nos despertamos como seres
asombrados ante el espectáculo de la creación infinita, y agradecidos de
participar en ella, y ahí empieza nuestro gozo más profundo.
No busquemos el encuentro sino vivamos
ese encuentro que se da necesariamente para que podamos existir, porque él es nuestro
motor. Nuestra fuerza es totalmente divina.
La siembra está echada. Nosotros somos
esa siembra. Nuestros talentos, dones, cualidades. Todo está perfectamente
distribuido. Todas las semillas han ido al lugar adecuado.
A veces se nos va la vida pensando que
nos gustaría tener lo que otros tienen, su manera de ser o de actuar. Y no
apreciamos lo que nosotros mismos tenemos, no lo valoramos.
Tal como somos, somos tierra sagrada
donde habita el Espíritu que está enamorado de nosotros y se ha puesto a
nuestro servicio desde el principio de los tiempos y desde nuestro primer
latido como seres humanos.
El que nos eligió para amar y nos dio un
hueco en su vida, por supuesto también se ocupa de nosotros, momento a momento.
Pongamos nuestro empeño en sentir su
ternura y su bondad, y en comunicarle nuestro agradecimiento.
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