domingo, 19 de mayo de 2013

Tal como somos


“Deseaba buscarte,
y vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.
Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.”
Me gusta lo que expresan estas palabras porque es verdad que nos creemos los buscadores, los que se ponen en marcha, los que eligen, hasta que nos damos cuenta de que esencialmente hemos sido buscados, elegidos, encontrados. “…a quienes Dios, en su bondad, ha escogido. Y si es por la bondad de Dios, ya no es por los hechos…”) (Rom 11, 6)

Cambiar el punto de mira es importante, ya no se basará todo en mi esfuerzo, en mi “buen hacer”, no depende de mí la armonía del universo. La armonía existe por sí misma, y me ha elegido para habitar en ella, o dicho de otro modo, me habita.

Yo corro hacia una meta a la que ya he llegado, parece un sinsentido. Alguien está reconduciendo continuamente al ser humano hacia él. Ese mismo Alguien cuida con un amor infinito la obra que ha salido de sus manos. Va arreglando sin cesar nuestros errores, limando nuestras asperezas, quiere conseguir un hombre y una mujer nuevos, y su paciencia y su poder son infinitos.

Va cambiando nuestra desesperación en esperanza, nuestra oscuridad en luz. Un día nos despertamos como seres asombrados ante el espectáculo de la creación infinita, y agradecidos de participar en ella, y ahí empieza nuestro gozo más profundo.

No busquemos el encuentro sino vivamos ese encuentro que se da necesariamente para que podamos existir, porque él es nuestro motor. Nuestra fuerza es totalmente divina.

La siembra está echada. Nosotros somos esa siembra. Nuestros talentos, dones, cualidades. Todo está perfectamente distribuido. Todas las semillas han ido al lugar adecuado.

A veces se nos va la vida pensando que nos gustaría tener lo que otros tienen, su manera de ser o de actuar. Y no apreciamos lo que nosotros mismos tenemos, no lo valoramos.

Tal como somos, somos tierra sagrada donde habita el Espíritu que está enamorado de nosotros y se ha puesto a nuestro servicio desde el principio de los tiempos y desde nuestro primer latido como seres humanos.

El que nos eligió para amar y nos dio un hueco en su vida, por supuesto también se ocupa de nosotros, momento a momento.

Pongamos nuestro empeño en sentir su ternura y su bondad, y en comunicarle nuestro agradecimiento.

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