miércoles, 15 de mayo de 2013

Las huellas divinas


No se puede experimentar a Dios si no se experimenta la propia vida, ni se le puede conocer sin el conocimiento de uno mismo. No hace falta ser religioso, ni espiritual, ni siquiera creyente para tener esas experiencias. Hemos encerrado a Dios dentro de las religiones, de las creencias y los ritos.

Somos su manifestación. Todo es su manifestación.

La Belleza-Dios está en nuestros corazones, es su casa. Es hermana de la belleza de toda la creación, y en nosotros tiene un lugar privilegiado.

La Bondad-Dios mueve a las personas a hacer el bien, a unirse, consolarse, perdonarse, acompañarse.

La Armonía-Dios es la ley de la gravedad de todos los corazones y del cosmos entero, todo tiende hacia ella y participa de ella.

El Yo-Dios me sitúa en la esencia de las cosas sin salir de mi misma casa.

Siempre andamos buscando esa experiencia de Dios que transformará nuestras vidas. Pero la verdadera experiencia es, sencillamente, estar presente en lo que nos va sucediendo, ser conscientes de cada momento, de cada sensación. Todo ello unido a la confianza y al agradecimiento.

Hay un vídeo en youtube que se llama: “Thalasso bain bebé”. Es el baño de un bebé. Ese bebé se siente totalmente confiado y relajado entre unas manos que le cuidan y le sumergen en el agua. Ese es un buen modelo para nosotros: vivir confiados entre esas manos que nos dan justo lo que necesitamos, que nos sostienen en nuestra debilidad, que comprenden nuestra fragilidad y nos dan un espacio interior confortable, lleno de suavidad y cariño, que es el abono que necesitamos para vivir dándonos cuenta de que vivimos. Para amar, siendo conscientes de que somos amados y de que nuestro amor es un reflejo del Amor que todo lo abarca.

Con experimentar la Belleza, la Bondad, la Armonía y a Mí misma ya estoy tocando con mis manos los misterios mágicos que están a mi alcance. Eso es experiencia de Dios. También es plenitud de vida.

Cada uno tendrá sus propias experiencias, sus caminos, sus intuiciones. Y llevado de su entusiasmo puede querer imponérselas a los demás. En el corazón tenemos una voz que nos dice dónde queremos ir, nos da los impulsos fundamentales para realizar nuestra propia vida. Cuando sientas esa llamada ponte en marcha y responde con tu vida.

Cada día, en lo que nos sucede, en nuestra persona, busquemos las huellas divinas.

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