Nos sobran cosas. Conviene que nos
desembaracemos de ansiedades molestas, de sentimientos incómodos, de penas
antiguas y rencores acumulados. También en lo material tenemos demasiadas
cosas, sin duda. Formamos parte de una sociedad de consumo, que nos lleva a
estar siempre comprando.
Tenemos muchos lastres, demasiados, que
nos impiden saborear lo esencial, que es sentirnos vivos y en plenitud.
Hay momentos que son auténticos tesoros,
hay que cuidarlos, potenciarlos. Para unos será estar con la familia, para
otros contemplar un paisaje, para otros escuchar música, meditar, leer,
escribir.
Pero esos momentos serán esporádicos, no
siempre se puede estar disfrutando de un paisaje, o de una lectura, o de una
reunión familiar.
Qué pasaría si nos dedicáramos a hacer
todos nuestros minutos especiales. Desde que nos levantamos, y a través de toda
la jornada. Qué pasaría si tomáramos las riendas de nuestra vida, para valorar
lo que es importante y necesario. Aquello que nos hace sentirnos personas únicas
y dichosas.
Sería bueno hacer una especie de “auto-terapia”
continuada. Ver lo que me perjudica, ponerle un nombre: “esto que me pasa es
que me han herido en mi amor propio, es que me han humillado. Qué debo hacer
para recuperar mi alegría”. “Esta relación me hace daño, este sentimiento no me
conviene, cómo voy a salir de él”.
Los terapeutas dicen que tan solo con
mirar el problema de frente, con hacerlo consciente, ya empieza a solucionarse.
Bueno, pues seamos nuestros propios
curanderos, porque si no sentimos la alegría y la belleza, algo hay que hacer.
El Océano divino al que pertenecemos nos
sostiene en su energía, y nos va poniendo las ayudas a nuestro alcance. “En él
vivimos, nos movemos, existimos”. Somos pequeñas motas de plancton dentro de sus
aguas.
Se trata de abrir nuestra conciencia a
la alegría y al agradecimiento de pertenecer a la Vida, ahora y para siempre.
Los problemas serán mucho más llevaderos
si nos sentimos en medio de un universo enamorado. Si focalizamos la atención
en todo lo bueno que nos ocurre, si somos optimistas.
Lo que tenemos que proteger es la vida
eterna y dichosa de nuestro día a día, eso ya es un motivo para tomárselo bien
en serio, para no andar desperdiciando momentos ni ensuciando relaciones.
Importantísima tarea la que tenemos
entre manos: cuidarnos a nosotros mismos y sacar a la luz nuestros tesoros
interiores.
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