miércoles, 1 de mayo de 2013

Cuándo comprenderé


Yo siempre estoy queriendo ser otra persona.

Una persona que tenga más fe, más vivencias interiores, más clarividencia, más tiempo y más calidad de meditación, más hondura de vida. Que no quiere decir que no posea todo esto, pero quiero más y eso me hace estar insatisfecha y no disfrutar plenamente de lo que ya tengo.

Y no digamos en lo físico. Hay que fijarse en que nadie se acepta a sí mismo en las fotos. No estamos conformes con nuestra imagen, nos parece que siempre salimos mal.

Sí, en lo físico también me gustaría tener algunos centímetros de más, unos pocos kilos menos, menos arruguitas, y unas cuantas cosas más.

Con todo esto quiero decir que no saboreo totalmente lo que ya tengo. Que si me centro en lo que podría ser, abandono lo que ya soy, que es mi terreno, lo que se me ha dado.

El secreto de mi felicidad pasa por la aceptación plena de mi vida, con todas sus imperfecciones y medianías.

Yo no vivo en las hipótesis: si yo fuera… si esto ocurriera… si me concentrara más en la oración… si tuviera las cosas claras en el terreno de la fe.

Sino que vivo en lo que ya soy: incertidumbre, búsqueda, errores, aciertos, vaivenes, oscuridad.

Ese es mi lugar. Y Dios ya lo sabe. No tengo que intentar aparentar nada en su presencia. Ni tengo que explicarle el porqué de mi situación actual. Ni exponerle los motivos por los que yo no tengo las cosas claras. Él ya lo sabe. Ni hacerle un resumen de lo que a mí me gustaría alcanzar. Lo sabe.

No somos seres abandonados, sino hijos sostenidos en su amor, y sujetos a su cuidado.

Por eso, mi postura debe ser de confianza, y como ya he dicho: aceptación. Porque el terreno en el que me muevo ya es divino, preparado por él al milímetro. Porque es su voluntad que yo tenga todas las imperfecciones, y que le grite en mi noche.

Así es que voy a serenarme porque ya estoy en el lugar ideal, en un espacio y un tiempo diseñado para mí, en una Tierra de ensueño que la puedo disfrutar con solo abrir los ojos. Un planeta impregnado de olores, texturas, colores diferentes y únicos, de bosques, océanos, ríos. Todo un paisaje de vida creado para mí, para que yo respire, sienta y contemple.

Y si puedo ver perfección en lo que me rodea, por qué no puedo verla igualmente en mí.

Ya lo tengo todo. Mi imperfección es perfecta. Cuándo lo comprenderé.

 

Este es el poema publicado esta semana en Mi poesía es luz, mi blog de poesía:
 
Cuándo comprenderé
que el aire me besa
por las mañanas. 

Que las nubes me esperan
y me saludan. 

Que la alegría se asoma
y me visita. 

Que el mar a lo lejos
me hace señales de bienvenida. 

Que los pájaros
me regalan su vuelo. 

Que el día está esperando
que yo lo estrene.

Que todo está en su sitio
y no hace falta nada más. 

Cuándo comprenderé
que todo está para mí
y que puedo confiar.

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