Una imagen muy expresiva para indicarnos
que lo que hacemos a los más necesitados, a Jesús se lo hacemos. Porque dentro
de cada uno está la presencia amorosa que todo lo sostiene en su amor.
Los más necesitados, no solo de un trozo
de pan sino también de un gesto de cariño. Quizá entre los que nos rodean todos
tienen ese pedazo de pan, pero seguramente no todos tienen lo necesario para
sentirse amados, y ahí estamos nosotros para solucionarlo, con nuestro saludo,
nuestra atención y solicitud, nuestra caricia y abrazo.
“Lo que hagas a uno de los más pequeños
y necesitados, a mí me lo haces.” También nosotros, padres y madres de esta Tierra,
podemos comprobar en nuestra misma carne la verdad de esta frase, lo que hagan
a nuestros hijos, nos lo hacen a nosotros.
Dios, madre y padre de amor, se preocupa
de los más necesitados, de los que más sufren, nos recuerda que él/ella está
con todos, y sobre todo con ellos.
Ese “a mí me lo hacéis” lo puedo
imaginar como un grito desgarrador, como una sentida súplica. Una petición de
ayuda. Nos dice: “colabora conmigo, en el corazón de ese prójimo tuyo tan
intratable y cínico, estoy yo, en el centro de ese hijo rebelde, estoy yo. En
lo profundo de esa suegra irritante, habito yo. Por las venas de ese compañero
insoportable circulo yo.
El ejemplo de esa persona herida en el
camino a la que ayuda el buen samaritano, lo podemos hacer actual si pensamos
en quien necesita más ayuda de todos los que se relacionan conmigo. No
tendremos dificultad en encontrar rápidamente uno o varios nombres.
Cuando vemos la trascendencia de todas
las cosas, cuando mi prójimo no es ya mi prójimo sino que es Dios mismo, damos
un salto cualitativo en el abismo del amor, y gozosamente nos ponemos en
marcha, para sanar heridas, aliviar soledades, arreglar entuertos, en resumen:
vivir amando.
Nuestra ayuda, aunque sea mínima, es
totalmente necesaria. Hace falta nuestra caricia, cercanía, apoyo. “Es que ese
gesto de ánimo solo lo he tenido hoy con una persona”, pues a esa persona le hacía
falta, seguro.
No menospreciemos nuestra pequeña/gran
contribución a la paz del universo. Somos soldados de a pie para intentar cada
día construir un mundo nuevo con nuestros gestos, aparentemente insignificantes,
pero llenos de vida y sentido.
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