miércoles, 29 de agosto de 2012

palabras para vivir


Podría vivir encerrada en unas palabras, siempre las mismas, repitiéndolas, revistiéndome de ellas. Pronunciándolas suavemente, rezándolas con el corazón o gritándolas.

Y todo lo que brotase de mí, nacería de esas palabras y no de otras.

A veces, cuando leo o releo libros que me ayudan y me recomponen como un rompecabezas, me doy cuenta de que no haría falta que añadiese o me comprase ninguno más, año tras año podría alimentarme de las mismas frases.

Son palabras o frases que se me adaptan perfectamente, me muevo cómodamente en ellas, no me las acabo de una sola digestión, al día siguiente puedo empezar nuevamente con ellas y siempre, siempre, me alimentan. No se les acaba su poder nutritivo.

Yo me siento como una pequeña hormiguita, que al caminar su mágica andadura está siendo alimentada y ayudada. Y no importa que me dé cuenta de ello o no.

También puedo vivir encerrada en una oración, porque todo lo creado es esencialmente trascendencia o espiritualidad. Y hasta las hormigas, entre las que me incluyo, están sostenidas en la existencia, mimadas y acompañadas.

Tan solo con sentirme creada, comienza mi esperanza, que es una de mis palabras mágicas, y sin entenderla del todo, no deja de alimentarme y me da fuerza. “Somos esperanza”. (P. Landsberg).

Con solo sentir mi pequeñez, se me hace evidente la grandeza del misterio en el que vivo. Aquí tenemos otra palabra: el misterio.

Y cuando comparto la existencia, me brota la compasión, y por supuesto, el amor.

Y de todo ello tengo que dar testimonio. “Vas a ser testigo suyo ante todo el mundo. Y vas a contar lo que has visto y oído.” (Hch 22).

Mis “palabras para vivir” me son esenciales, no puedo prescindir de ninguna de ellas porque son las que me dan el sentido, y me hacen sentirme persona humana/divina.

Por eso, que a una criatura tan insignificante se le regalen palabras tan extraordinarias para vivir, me lleva a querer construir una casa, un refugio con todas ellas, desde el que contemplar y vivir para siempre.

No hay comentarios:

El tablero de la vida

  En lo más cotidiano jugamos nuestra partida, nos alegramos y nos cansamos, planeamos y nos desanimamos, hacemos nuestras jugadas más brill...