"La vida es tan inconmensurablemente grande y profunda como el abismo de estrellas que hay encima de nosotros. Sólo podemos mirarla a través de la pequeña mirilla de nuestra existencia, aunque con ella sentimos más de lo que vemos. Por eso es esencial mantenerla siempre bien limpia". (Franz Kafka)
Mantener nuestra existencia limpia significa no poner barreras a las aguas que nos alimentan, dejar circular la luz, la armonía, la paz, abandonar las malas caras, los nerviosismos innecesarios, las salidas de tono, los cabreos… No sirven para nada. Cuando me enfado, solo existo yo, mi persona, mi orgullo herido, mi super ego inflado. Cuando amo, dejo pasar a través mío las energías poderosas que inundan la tierra, que sirven para que nos sintamos personas en armonía, hermanos.
Si mantengo bien limpia mi existencia-mirilla puedo ser contemplativa de mis días y fervorosa amante de mi universo.
Mucha faena tenemos en nuestra limpieza interior y exterior, porque nos hemos acostumbrado a vivir des-centrados, al margen de nuestro ser auténtico.
Dicho de otro modo, nos hemos habituado a vivir buscando lo que ya poseemos. Dice Eckhart: “Quien no busque a Dios en este instante preciso y en los acontecimientos y las cosas que le rodean, hace como si tomara a Dios, le envolviera la cabeza con una capa, lo empujara bajo un banco y emprendiera su búsqueda”.
Una imagen muy clara la que nos da, para no olvidarla.
Lo esencial ya nos habita y nos mantiene en la existencia segundo a segundo.
Nuestra mirilla es muy pequeña, y lo que tenemos que contemplar es infinitamente grande, parece imposible vislumbrar algo. No forcemos las cosas, no nos angustiemos porque vivimos en oscuridad. Aceptemos nuestra limitación.
Personalmente, cada vez entiendo menos del misterio que me envuelve, y cada vez me siento más confiada y agradecida.
Tiene razón Eckhart, el sentir gana al ver, tenemos que trabajar nuestros sentimientos, remover las aguas de nuestro pozo interior para sacar raudales de ternura, de cariño.
Una manera de limpiar nuestra existencia es: no hacernos daño a nosotros mismos, no hacérselo a los demás y encontrar un rato de nuestro tiempo para contemplar el misterio increíble de amor en el que hemos nacido.
Mantener nuestra existencia limpia significa no poner barreras a las aguas que nos alimentan, dejar circular la luz, la armonía, la paz, abandonar las malas caras, los nerviosismos innecesarios, las salidas de tono, los cabreos… No sirven para nada. Cuando me enfado, solo existo yo, mi persona, mi orgullo herido, mi super ego inflado. Cuando amo, dejo pasar a través mío las energías poderosas que inundan la tierra, que sirven para que nos sintamos personas en armonía, hermanos.
Si mantengo bien limpia mi existencia-mirilla puedo ser contemplativa de mis días y fervorosa amante de mi universo.
Mucha faena tenemos en nuestra limpieza interior y exterior, porque nos hemos acostumbrado a vivir des-centrados, al margen de nuestro ser auténtico.
Dicho de otro modo, nos hemos habituado a vivir buscando lo que ya poseemos. Dice Eckhart: “Quien no busque a Dios en este instante preciso y en los acontecimientos y las cosas que le rodean, hace como si tomara a Dios, le envolviera la cabeza con una capa, lo empujara bajo un banco y emprendiera su búsqueda”.
Una imagen muy clara la que nos da, para no olvidarla.
Lo esencial ya nos habita y nos mantiene en la existencia segundo a segundo.
Nuestra mirilla es muy pequeña, y lo que tenemos que contemplar es infinitamente grande, parece imposible vislumbrar algo. No forcemos las cosas, no nos angustiemos porque vivimos en oscuridad. Aceptemos nuestra limitación.
Personalmente, cada vez entiendo menos del misterio que me envuelve, y cada vez me siento más confiada y agradecida.
Tiene razón Eckhart, el sentir gana al ver, tenemos que trabajar nuestros sentimientos, remover las aguas de nuestro pozo interior para sacar raudales de ternura, de cariño.
Una manera de limpiar nuestra existencia es: no hacernos daño a nosotros mismos, no hacérselo a los demás y encontrar un rato de nuestro tiempo para contemplar el misterio increíble de amor en el que hemos nacido.
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