miércoles, 8 de febrero de 2012

Para crecer como personas


Nunca echemos la culpa a otros de lo que nos pasa a nosotros. No hay “culpas”, ni hay “casualidades funestas”. Todo sucede dentro de nosotros, y sin necesidad de que cambien esas perversas circunstancias, podemos remontar nuestros estados de ánimo y sentirnos privilegiados por muchas cosas, o tan solo por una: por vivir.

Tendemos a acusar a los demás de lo que nos pasa: “por culpa de él me he quedado sin amigos o sin trabajo”, “estoy triste o deprimido porque esa persona me ha hecho daño”.

Sólo nosotros mismos nos hacemos daño. Aceptamos el daño que otra persona nos da, pero también tenemos la libertad de no aceptarlo, entonces ese daño se queda sin objeto y desaparece, se volatiliza.

El mal nos lo infringimos nosotros a nosotros mismos, pero le ponemos la intención a una persona exterior y contra ella devolvemos dardos envenenados. De esta manera, nos situamos en la rueda del desamor.

Nuestro deber es amar sin condiciones, sin límites, sin “peros”, sin resquemores. A tope. Nos hagan lo que nos hagan. No nos enzarcemos nunca en un fuego cruzado de acusaciones, no sirve para nada.

Para aquellos que se sientan atrapados en problemas o asuntos difíciles, recuerden que siempre tienen a mano la libertad para ser felices. Y cuando uno da pasos en el sendero de la paz, se desmoronan todas las armas que tenía preparadas para la guerra.

Dentro del amor no caben las acusaciones, las rencillas. Si elegimos amar nos tenemos que desmarcar de ese terreno resbaladizo de sentirnos maltratados, en el que realmente no nos hacemos ningún bien, porque nos impide crecer como personas. He leído en algún sitio que “sólo crecemos cuando somos amados”.

Amemos sin límites, así se harán grandes las personas que amamos y además haremos crecer nuestro espacio y tiempo hasta el infinito, y nuestro día será eterno en cada instante.

Tenemos múltiples frentes abiertos en nuestra vida, cantidad de preocupaciones que se van acumulando una junto a otra, se nos va la energía en acusaciones y batallitas infantiles.

No nos dejemos enredar en asuntos que nos crean confusión, y sacan nuestros peores instintos. Seleccionemos todo el amor que recibimos, y devolvámoslo con la misma moneda, hagamos balance de las cosas positivas, enriquecedoras, de los gestos de cariño y de los buenos deseos del universo hacia nosotros.

Son infinitos los motivos que tenemos para ser felices, solo tenemos que resaltarlos y disfrutarlos.

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