miércoles, 1 de febrero de 2012

Dando un rodeo


Solo en el hombre se hace el Misterio consciente, solo tú y yo tenemos la llave de lo Eterno, que consiste en mirar cara a cara al ser humano que la casualidad divina pone a nuestro lado y considerarlo único, elegido, amigo. Quererle y ayudarle. Aunque solo sea con una sonrisa, o con un gesto y una buena intención.

“No existe un camino directo para llegar a Dios, sólo se llega a él dando un rodeo a través del prójimo. Hay que detenerse junto al hombre, no importa quién sea, que reclama atención, respeto y amor.” (Alessandro Pronzato).

El Amor que me ama me lo pide todo, es exigente, quiere que le encuentre en mis encuentros, quiere que convierta mi existencia en un milagro continuado, en un diálogo íntimo y una sorpresa.

También quiere que acoja a todos los seres humanos, sobretodo a los más próximos. En el contacto con los demás se mide mi amor, aprendo a olvidarme de mí, a centrarme en el otro. Y solo cuando ese otro está bien atendido puedo yo estar bien.

La hospitalidad es algo muy profundo, nosotros somos huéspedes de un universo enamorado y pasamos a acoger a otros huéspedes, en ese dar y recibir está nuestra plena realización.

Tenemos una cita con Dios en cada curva del camino, él viene revestido de cualquiera que se nos acerca. No faltemos a esa cita.

Quitar las barreras artificiales que hemos construido, abandonar los límites de nuestra pequeñez, y adentrarnos en el misterio del Otro que se nos presenta en todo cuanto nos es dado percibir, tocar, oler, sentir, escuchar y probar.

Son muchas las vías de acceso que se nos abren en cada momento, todo son caminos diseñados para que nos formemos, todo son puentes que enlazan nuestro interior con el Infinito. La vida nos dice: “¡Adelante! ¡No temas!” No escuches las voces que te desaniman, escucha tu Voz interior, que te habla a ti personalmente en cada acontecimiento.

Si alguien tiene necesidad de mí, ese es mi camino más recto, aunque parezca que nos detenemos o que damos un rodeo, porque el Otro nos espera en todos los otros.

Y cuando hayamos compartido retazos de vida y de emoción, podemos retirarnos en nosotros mismos y allí arrodillarnos ante el Misterio que nos ha dado un sitio en él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ ¡ P R E C I O S O ! !

Te quiero mamá

Anónimo dijo...

"... en cada curva del camino..."


GRACIAS mi MAESTRA!

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