domingo, 10 de julio de 2011

Saber que no sabes


“Las personas son difíciles de guiar cuando creen que saben las respuestas. Cuando saben que no saben, encuentran su propio camino.” (Tao)

No nos dejemos engañar por nuestras seguridades: la seguridad falsa de nuestra propia estabilidad, de que nuestro criterio es el justo, de que nosotros sabemos lo que es lo bueno y lo que no lo es ¿Qué pretendemos con nuestras certezas? Nada hay seguro bajo el sol, todo cambia o caduca, todo es transitorio y pasa.
El primer paso en nuestra construcción personal es asimilar que-no-sabemos-nada. Borrar nuestras certezas o como se dice ahora: aprender a desaprender. Nuestras viejas e inamovibles creencias son losas que bloquean el renacer del hombre nuevo e inocente que todos llevamos, y nos tapan el camino de la apertura a nuestro ser infinito.
Hay una programación rigurosamente dirigida para que cada uno de nosotros aprenda. Para acceder a esa enseñanza, conviene que bajemos de nuestro pedestal. Pero no vayamos nosotros queriendo corregir a los demás, de eso se encarga la misma vida. No nos tomemos obligaciones que no nos corresponden.
Ocupémonos de nosotros mismos, nuestra opinión no es mejor que la de ningún otro, nuestro actuar no es de mayor categoría. Si algunas cosas tenemos buenas, somos depositarios de ellas, y son para compartirlas y comunicarlas a los demás.
Nuestras capacidades intelectuales, emocionales, creativas, artísticas, sociales, si no las ponemos al servicio de la humanidad, si no nos sirven para crecer en el amor, son pura engañifa.
Hay un camino que se nos abre cuando somos conscientes de que no sabemos. Aunque es de difícil acceso, cuando por fin lo encontramos, se nos llena el corazón de gozo y comenzamos a disfrutar y a querer compartir esa alegría con los demás.
No hay nada mejor que la absoluta humildad; el desprendimiento total, la generosidad y la comprensión en el trato, y el no creerse superior ni mejor a nadie.
No hay nada más sano que desaprender lo superfluo e innecesario de nuestra vida, para instalarnos dentro del no saber sintiéndonos amados.

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