domingo, 9 de enero de 2011

Nuestra representación


El amor y la bondad forman parte de la danza divina. Son el “movimiento” del mismo Dios dentro de las personas. La persona, la naturaleza no tienen el amor en posesión.
Cuando dejamos el papel de protagonistas egocéntricos en nuestras vidas y pasamos a ser espectadores o admiradores, lo vemos más claro, nos damos cuenta que nuestros tesoros interiores son un regalo, son una brisa suave que pasa a través de nosotros, a la que podemos contemplar, cuidar, admirar.
Tomemos asiento en las primeras filas para ver nuestra vida, para descubrir la armonía universal que es nuestra directora, para ver la mano divina que ha hecho el guión, para sentir nuestra propia naturaleza que es el escenario donde transcurren los acontecimientos.
A lo largo de la obra nos equivocamos muchas veces, no sabemos cómo continuar nuestra representación y a veces no nos gustan los decorados y la trama que se nos da.
Sólo nuestra directora de escena conoce el sentido y el tiempo de cada cosa. Nosotros tenemos que seguir, humildemente, sus indicaciones.

Había un campesino, al que le iban sucediendo alegrías y desgracias: Primero, el único caballo que tenía se escapó. Pero éste a la semana siguiente trajo muchos más caballos. Su único hijo se rompió una pierna, ya no le podía ayudar en el campo. Pero a los pocos días vinieron a buscar a los jóvenes para la guerra, a su hijo no se lo llevaron porque tenía la pierna rota.
Los vecinos después de cada acontecimiento venían a decirle: ¡Qué buena suerte! o ¡Qué mala suerte! A lo que él siempre respondía: Buena suerte, mala suerte. ¿Quién lo sabe?

Nunca podemos saber qué es lo mejor para nosotros, por eso, no pretendamos llevar nosotros la dirección, ni atribuirnos los éxitos o rechazar los fracasos. Sino que sigamos las dirección del espíritu animador que nos habita, y participemos en nuestra historia con humildad y agradecimiento.
Que nuestros compañeros de reparto se vean alcanzados por nuestra alegría y buen hacer. Y que amemos el papel que se nos ha asignado, porque, sin duda, es el mejor para nosotros.

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