domingo, 24 de octubre de 2010

Ser místico


Ser místico es ver en todas las personas y los acontecimientos, algo más allá de lo que está ante los ojos.

Es caminar de la mano de un misterio invisible, que se manifiesta en todo lo creado, y con el que dialogas.

Es tener un punto de locura en un mundo de cuerdos, y pasear la mirada por el horizonte en busca de una presencia.

Se puede decir que un místico “no pisa el suelo”. Vuela con su imaginación, con su ilusión, con su esperanza, con su mismo presente.

Y no suele desear nada, material ni de otro tipo, porque sabe que ya tiene lo esencial, lo que más vale: la perla, el tesoro escondido.

Habla un lenguaje que sólo puede entender plenamente otro místico.

Lo que predomina básicamente en su corazón es la alegría y la paz.

Dag Hammarskjöld fue Secretario General de la ONU desde 1953 a 1961, año en que murió de un accidente de aviación. Dos años después de morir se publicó el diario que fue escribiendo a lo largo de su vida, que se ha publicado con el nombre de: Marcas en el camino.

Transcribo algunas de sus frases:

“No sé Quién –o qué- planteó la pregunta. No sé cuándo se formuló. No recuerdo la respuesta. Pero una vez dije: “Sí” a Alguien –o a Algo-, y de aquella hora procede la certeza de que la existencia está llena de sentido y de que, por tanto, mi vida, en la entrega de sí, tiene un objetivo.”

“Hambre es mi lugar”

“El hombre debe aprender a observar su soledad interior, dondequiera que se encuentre, con quien quiera que esté; debe aprender a pasar a través de las cosas y a descubrir a Dios en ellas.”

“Actuamos con fe y se produce el milagro: el de la propia existencia, el de la existencia del mundo y su belleza, el de la vida y su bondad.”

“Yo soy el vaso. La bebida pertenece a Dios. Y es Dios quien tiene sed.”

“¡Qué incomprensiblemente grande es lo que se me ofrece! ¡Qué poco lo que sacrifico!”

Estas profundas reflexiones encuentran un eco extraordinario dentro de mí. Me siento atraída por todo lo que dicen los grandes místicos, sus palabras llegan a mi corazón como un bálsamo, como si fuesen dirigidas a mí, personalmente.

Por eso, últimamente me ha dado por pensar que yo también soy mística. Porque tengo un punto de locura, dialogo con lo invisible, me muevo dentro de mi esperanza, y sé que ya poseo lo esencial: la perla, que es el Amor.

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