domingo, 8 de septiembre de 2024

Custodiar la vida

 


Recuperar mi camino, integrando todos los momentos, sin desechar ni despreciar ninguno, porque todo aprovecha para la construcción de mi ser que siempre está aprendiendo, formándose y naciendo. Para ello, todos los pasos, personas, lecturas, encuentros, son necesarios. 

Mi corazón custodia la vida, es mi gran tesoro, ser consciente de ello me llena de alegría. Esa es mi puerta escondida hacia el infinito aparentemente lejano, hacia lo que nunca podré ver mientras esté encerrada en esta cárcel de piel y huesos. Sin embargo, en todo lo que toco y vivo hay indicaciones y mensajes para mí, que me señalan caminos.

Es un aprendizaje profundo, que me lleva a descubrir la grandeza de la vida siempre disponible en toda su plenitud en lo que tengo más próximo, en lo extraordinario de cada sonrisa y de cada gesto de bondad y en la aceptación sincera de todos los procesos. Y eso es un fin en sí mismo, es una meta ya alcanzada. Para eso es la vida.

Siempre tengo a mano lo que necesito para aprender, junto con las ayudas necesarias, esto significa que en cualquier momento estoy asistida, acompañada, bendecida, aunque muchas veces no me dé cuenta. Esa es mi certeza y mi fe.

Me gustaría comunicar al mundo la confianza necesaria para que se instale en cada persona la paz interior duradera, que no depende de que las cosas nos vayan mejor o peor sino de una actitud o nivel de consciencia diferente. Y eso se puede trabajar, entrenar, practicar. En ese entrenamiento estoy.


2 comentarios:

Mónica Inés Pretel dijo...

"Mi corazón custodia la vida
Es mi gran tesoro"
Precioso

Fr. Simón dijo...

Me gustaría comunicar al mundo la confianza necesaria para que se instale en cada persona la paz interior duradera,

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