Lo que nos mueve

 

Lo que nos mueve a vivir, lo que nos ha traído hasta aquí. Aquello que vive en nuestra vida y se asoma en nuestra piel. Lo que no podemos definir ni clasificar, ni tan siquiera entender. Aquello que nos une de un modo inimaginable y que traspasa todas las materias porque es un océano sin orillas. 

Eso que hace posible todo y que a la vez se hace pequeño y siempre espera que le visitemos en nuestra humilde morada interior, también llamada corazón o entrañas.

Ese Yo del que formamos parte todos los yos humanos, que nos da tantas oportunidades de plenitud como segundos tiene el día. Esa Presencia de la que somos alegres testigos, creativos y locos, audaces y torpes a un tiempo. 

Es la energía que inunda mi espacio y que vibra al compás de mi emoción. Es la bondad infinita que impulsa cada pequeña bondad de la tierra. Es la ternura divina que abraza los corazones y nos hace canales de su amor. 

Es también una constante fuente de armonía y de esperanza, de la que manan todas las luces y todas las voces de la creación.

Es la grandeza de cada mujer y cada hombre, la hondura de sus miradas y la perfección de sus sonrisas.

Es la belleza de ser y de estar atentos al milagro de este aquí, en el que todos estamos en comunión y en sintonía, al que nos asomamos desde esta puerta que es la vida.

Lo que nos mueve. Lo que somos tú y yo.

“No puedes conocerlo, pero puedes serlo 

asentándote en tu propia vida.

Simplemente date cuenta de tu origen, 

esta es la esencia de la sabiduría.” (Tao)