Lo esencial

 

“Persigue la aprobación de la gente y serás su prisionero. Haz tu tarea, después retírate. He aquí la única senda hacia la serenidad” (Tao). 

Vivimos sujetos a la dictadura de la opinión de los demás, su juicio, sus palabras y elogios. Buscamos el reconocimiento y la aceptación que viene de fuera. Y el mismo dominio ejercemos nosotros en sentido contrario.

Hay que adentrarse en la actitud de confiar sin reservas en uno mismo y en la vida que nos ha traído hasta aquí. Centrarnos en nuestro ser auténtico y nuestra buena intención, para desde ahí vivir, sin querer aprovecharnos de nadie ni hundirnos ante comentarios ajenos.

Lo esencial ya lo llevamos incorporado de modo natural, es nuestro motor, no hay que hacer nada para conseguirlo, no hay que pasar ninguna prueba ni superar obstáculos insalvables.

Lo esencial es, sencillamente.

Podemos dar muchas vueltas y exponer razonamientos sin fin, ir y venir aturdidos y desorientados, gastar palabras inútiles, iniciar caminos hacia ninguna parte, querer dar razones sólidas de lo que pensamos… para en un momento y en un punto del camino descubrir que no nos hacía falta nada de eso, porque lo esencial ya es y existe en nosotros en cada momento. No hay que ir a buscarlo.

Descubrir eso nos da calma, paz, alegría. Es como encontrar “la perla de gran valor”. Esa perla es la misma vida, aprendiendo a vivir el hoy con ilusión y esperanza, siempre confiadamente, con ojos abiertos a cada pequeño rayo de luz que llega hasta nosotros. Cómo se hace esto, es un aprendizaje para el que necesitamos todos nuestros días y tenemos todas las ayudas. El mismo deseo de luz nos acerca a la luz.

En camino siempre estamos, y en nosotros mismos ya llevamos lo esencial.