El don de saber vivir, de batallar por la alegría, de iniciar revoluciones en nuestro minúsculo terreno, de dejarnos la piel para traer buenas noticias al mundo.
Todos tenemos ese don y cada día se nos da la oportunidad de ponerlo en práctica.
No hay mayor religión que la vida misma, ni momento mejor o peor que este momento, todo está en la mirada de cada uno, por eso hay que cuidarla, trabajarla, limpiarla en cada instante, para que no nos impida esa unión con nuestro ser auténtico, el que es nuestra esencia y también es nuestro manantial, el mismo para todos. A quien estamos unidos o religados, de ahí “religión”.
Si tenemos esa vía obstruida no nos damos cuenta de todo lo bueno que llega incesantemente hasta nosotros y nos sentimos abandonados, sin embargo este siempre es el mejor momento de los posibles. Para poder verlo así, nuestra actitud es decisiva.
La mejor noticia que existe y existirá es la del amor. Para extender esa noticia estamos aquí y nos ponemos en marcha cada jornada: para amar y ser amados. Es lo que todos necesitamos para vivir.
Esa misión o tarea necesita nuestras manos, pies, corazón, porque tenemos que estar dispuestos y atentos para ponernos en marcha. Se nos presentan infinitas oportunidades para realizarnos como humanos, es una enseñanza continuada que dura hasta la última respiración.
Se vive por dentro, lo de fuera es simplemente un espejo de lo que llevamos en nosotros mismos. La vida es un camino espiritual, interior, y vamos recibiendo las ayudas que necesitamos para transitarlo.
1 comentario:
No hay mayor religión que la vida misma, no hay mejor momento que el presente, no hay mejor noticia que el amor,la misión es extender el amor y dejarse amar. Me encanta Conchi.
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