domingo, 29 de enero de 2023

Como un río

 


Estamos hechos de preciosa energía. Tenemos dentro una fuerza increíble, que está a veces sin estrenar, sin descubrir. Por eso repetimos a menudo: no puedo, no sé, no soy capaz.

Cuando comienzas a sacar o extraer de esa fuerza interior, descubres el filón de lo que ya tenías en ti, te das cuenta de que ahí estaba.

Hemos sido llamados para ser y estar en el mundo y para formarnos a lo largo del camino. En cualquier dificultad, grande o pequeña, encontraremos ayudas porque quien nos envía no es juez implacable, es amor sin límites. 

Si confías en ti, confías en todo, y entonces ves todos los dones que hasta ti llegan. Por eso, tú eres el terreno a trabajar, para llegar a sentirte bien contigo mismo.

No es tan difícil. Solo eliminar las exigencias, es decir, la dureza de corazón. Y, por supuesto, las quejas, en las que estamos envueltos, incluso sin darnos cuenta, porque es demasiado elevado el nivel de quejas a nuestro alrededor.

Se trata de fluir, serena y alegremente, como un río que camina hacia el mar, sintonizando con lo que la vida quiere enseñarnos en lo concreto de cada día, estando abiertos y sintiéndonos vivos interiormente. 

El río de la vida te lleva, te da señales, oportunidades, momentos, preparados amorosamente desde el principio del tiempo. Hay que aprender a verlos. Y para eso vivimos, para entrenarnos y poco a poco ir descubriendo la perla preciosa que está en nosotros mismos. 

La vida es belleza y es maravilla. Que lo sepamos descubrir, experimentar, transmitir.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se trata de fluir serena y alegremente... estar abiertos y aprender en lo concreto... descubrir, experimentar y trasmitir la perla que llevamos dentro.¡Cuanta sabiduría llena de activa y bella esperanza!

Mónica Inés Pretel dijo...

Debemos trabajar en nosotros mismos, no de una vez y para siempre, sino todos los días, quitando lo malo y cultivando lo bueno entendiendo que Él es amor, cómo lo es un padre. Solo así podemos navegar la vida apreciando se belleza e intensidad. Hermoso Conchi

Fr. Simón dijo...

Tenemos dentro una fuerza increíble, que está a veces sin estrenar, sin descubrir.
Nosotros los creyentes pensamos que esa fuerza nos viene del Espíritu del Señor. Y estar conectados con él a través de la oración, meditación y ser instrumentos de bien ayuda a canalizar con mayor acierto esa fuerza que se manifiesta en la debilidad. Somos canales.
Gracias por tu meditación.

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