En este nuevo año echaré mano de todo lo que me ha ayudado en años anteriores y también dejaré espacio para la novedad que cada jornada tiene.
Cada día trae algo nuevo y hay que saber verlo. El truco para conseguirlo es hacerse como niños, que viven intensamente cada segundo y que disfrutan al máximo con lo que cada momento les da. Ellos son nuestros maestros.
Cuando un niño se llena el bolsillo de piedras, para él son auténticos tesoros, perlas de valor incalculable. Así puede ser cada momento para nosotros, una perla única que nos da la oportunidad de agradecer y estar atentos a las sorpresas escondidas. El mecanismo secreto que necesitamos es el asombro. No podemos perderlo, porque entonces no saboreamos ni vemos el color único de todos los momentos. “El punto más alto al que puede llegar el hombre es el asombro”. (Goethe)
Vigilar para que no perdamos esa mirada asombrada imprescindible en nuestro camino espiritual y humano. Es la que me hace descubrir que todo es revelación y anuncio de algo, todo es espacio sagrado, si se mira con los ojos de la fe.
Si todo esto lo interiorizo, en cada encuentro, de modo natural y sin planificarlo, puedo compartir la buena noticia que recorre la tierra.
Cuando me pregunten qué puedo decir acerca de mí, les diré que mi vida es la respuesta, con toda su imperfección mezclada de grandeza. Todo lo que me sucede ahora y lo que me ha sucedido antes son pequeñas cosas, pero el marco en el que suceden es incomparable: todo un misterio de amor sin límites.
Por eso, en cada amanecer reiteraré mi entrega y agradecimiento, es lo único que tengo para devolver a quien me lo ha dado todo.
Mi disponibilidad y mi alegría marcan ese camino que soy yo misma.
3 comentarios:
Agradecidos y entregados al inmenso amor que nos es dado gratuitamente desde nuestra sencilla y hermosa pequeñez. Que deseos más vivos despiertan tus palabras. Gracias Concha.
No perdamos esa mirada asombrada imprescindible y seamos conscientes que no importa lo que pregonemos, lo importante es el testimonio de nuestra propia vida. Gracias Conchi por compartirnos tus enseñanzas, son bellas lecciones de vida.
Puede ser cada momento para nosotros, una perla única que nos da la oportunidad de agradecer y estar atentos a las sorpresas escondidas. En la vida hay momentos que van desfilando en los que somos de una u otra forma protagonistas aunque nos parezca que somos actores secundarios, se va tejiendo la trama del tiempo lleno de un latir constante tras un impulso atraído por la fuerza del horizonte. Cuanto más conscientes más vivos. Benditas oportunidades diarias.
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