En el terreno espiritual nos
creemos que somos los buscadores, pero en realidad somos los buscados.
Sería una empresa infinitamente por
encima de nuestras posibilidades tratar de buscar algo en este universo
espectacular, o en nuestro espacio interior, no menos espectacular. Nuestras
fuerzas son prestadas. Necesitamos ese Espíritu, maravillosa energía, que nos
tiende la mano y nos impulsa a caminar.
No podemos estar separados de él ni
un instante porque es nuestra esencia. “Él
viene por el mismo camino que nosotros vamos.”
Leí que somos “campos de vida”,
milagros andando por esta tierra que también es un milagro. Una serie infinita
de combinaciones se han juntado para que podamos estar aquí, disfrutando o
penando, eso depende de nosotros porque vemos el mundo no tal como es sino tal como
somos. Por eso, cuando uno cambia, todo alrededor cambia porque de una persona
transformada surge una nueva visión y un comportamiento diferente.
Quitar obstáculos que nos impiden
avanzar puede ser nuestro primer objetivo, en el día a día. Es muy sencillo:
todo lo que está enunciado en negativo es un obstáculo. Sin embargo, vivir en
positivo y agradeciendo cada momento es la llave que abre puertas, derriba
preocupaciones, que son como muros, y acaba por llenarnos de gozo.
La ansiedad por lo que sucedió y el
temor por lo que sucederá son pesados fardos que nos hacen imposible disfrutar el
ahora.
Tenemos mucho que aprender,
animémonos unos a otros en el camino, no lo pongamos más difícil.
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