La lectura del plan de Dios en mi
vida es lo que me pone en marcha cada día y me mueve por dentro. Pero para
poder realizar esa lectura, necesito un entrenamiento, una práctica.
Mi formación es autodidacta, es
decir, voy aprendiendo con lo que me va cayendo directamente del cielo, y aquí
entran tanto aciertos y reveses, como cualquier cosa que me pasa o persona con
la que me encuentro.
De todo aprendo. En ocasiones, me
entretengo en buscar lo positivo en lo que, aparentemente, solo es negativo,
hasta que consigo encontrarlo.
Este rastrear el misterio del amor,
o lo que es lo mismo: las buenas noticias que llegan a mi vida, me apasiona
porque me pone en camino de la verdad y siempre me llena de esperanza.
Me gustaría para mí tener el poder
de la mansedumbre. Me parecen dos palabras incompatibles: “manso” unido a “poder”.
Este último va asociado a fuerza, autoridad, ruido. En cambio, “manso”, solo se
empareja con pacífico y humilde.
Y cuál es el poder más grande del
humilde: que en lo pequeño y lo sencillo ha encontrado la perla preciosa por la
que merece la pena vivir. Solo quiere conservarla, y se dedica a ello con
pasión. Apasionarse, de nuevo.
Necesito estar libre de condicionamientos
y ataduras psíquicas, sociales, personales, para tener la libertad de gozar con
lo que ya tengo, con lo que es mío, porque es mi vida, mi lugar, mi tiempo.
No quiero estar en ninguna otra
parte más que en lo que me toca vivir, y eso disfrutarlo como mi gran
oportunidad, mi auténtico tesoro.
“Dios
mío, si tú estás en todas partes, ¿cómo es que yo estoy tan a menudo en otra
parte?” (M. Delbrêl)
2 comentarios:
¡¡Soy yo ! 🙏😷mucho mucho♥️😘
Hola! A mí también me apasiona el día a día, estar abierta a la realidad entera y desde ahí a Dios... Y la Palabra, ¡cuanta luz da a todo! Es Vida. Te comparto un blog que tiene cursos que recomiendo con todo mi corazón...
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