“Al
despertar bendice este día, porque está lleno de bienes invisibles que tus
bendiciones atraerán, porque bendecir es reconocer el bien ilimitado que se
encuentra en la misma textura del universo, esperando a todos y cada uno.
Al
cruzarte con la gente en las calles, en el autobús, en los lugares de trabajo y
juego, bendíceles. La paz de tu bendición les acompañará en su camino y el aura
de su amable fragancia será una luz en sus vidas.
Al
hablar con las personas, bendícelas en su salud, su trabajo, su alegría, sus
relaciones, su abundancia…
Cuando
camines, bendice la ciudad donde vives. Bendíceles en cada modo concebible
porque no solo sembrarás semillas de sanación sino que un día brotarán como
flores de felicidad en tu propia vida.
Si
alguien te ofende, responde con una bendición de forma sincera y gozosa porque
tales bendiciones son un escudo que te protege de su error.
Bendecir
significa desear, desde lo más profundo de tu corazón, bienes ilimitados para
los otros. Es invocar cuidado divino, pensar o hablar con buen corazón,
transmitir felicidad.
Bendecir
a todos sin excepción es la forma más pura de dar, porque ellos no sabrán de
donde les vino ese rayo de luz y tú probablemente no serás testigo de esa
bendición en sus vidas.
Bendecir
es darse cuenta de la universal belleza escondida a los ojos materiales.
Mantén
un pensamiento constante y sincero que desee bendecir, porque entonces serás un
pacificador y algún día verás el mismo rostro de Dios.
Y
por supuesto, no olvides bendecir la maravillosa persona que tú eres.”
Doy mi bendición y mi amor al nuevo
año que empieza. Y a todas las personas que la vida ha puesto a mi lado.
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