Sé que me repito una y otra vez,
que siempre saco el mismo tema, el del amor, la confianza, la mirada positiva,
la paz interior. Pero es que la respuesta a las preguntas esenciales es siempre
la misma.
Se puede tomar uno u otro camino,
diferentes modos y maneras, pero a la Fuente nos lleva la bendita sed, y para
llegar no es decisivo pertenecer a ninguna religión, ni hacer ningún rito. La
religión es la vida, ahí es donde nos religamos o unimos con lo esencial. Todo
lo demás ayuda, pero la conciencia de nuestra naturaleza espiritual se da en
nosotros mismos, o no se da. Y si no se da, todo lo demás, incluso los ritos,
estarán vacíos.
La persona tiene que decir sí en lo
más íntimo, y con esa afirmación caminar. Es el primer paso y el más decisivo.
Sí, aunque solo vea oscuridad. Sí,
a pesar de mis dudas. Sí, desde mi sagrada pequeñez. Sí, con mis dificultades.
Sí.
Cuando digo no, me cierro. Cuando
digo sí, estoy abierta, y todo puede sucederme.
Cada uno ponerse en marcha cada
día, para intentar saciar esa sed, que ya es un encuentro, porque nos conecta
con la Fuente. Y mientras tanto, gozar de la vida, de tantos buenos momentos.
Abandonar malas caras. Respirar hondo. Saborear y saborear.
Decir sí y dejar a un lado
preocupaciones, que son lastres, que siempre nos quieren desestabilizar.
Apostar en todo momento por la calma y la confianza.
Mucho me queda por recorrer, pero,
sin duda, el camino es apasionante, es una batalla en la que voy de la mano del
Amor que me sostiene, me guía, me cuida.
La victoria es segura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario