Los dones que recibimos se
convierten en nuestra tarea. Una tarea apasionante porque ya la llevamos en
cada célula de nuestro cuerpo, como un sello. Por eso es una tarea para
disfrutar. No podemos ir a contracorriente de nuestra naturaleza. Es como al
que le gusta pintar, y pinta. Es la realización plena.
El don del amor compasivo también lo
llevamos en nosotros, y tenemos que cultivarlo para que no se nos apague por
dentro.
Nuestra compasión hay que
practicarla, avivarla, para que esté siempre disponible, que no se nos pase
ninguna ocasión de escuchar al otro, acogerle y amarle. Somos misioneros de esa
luz que llevamos impresa en el corazón. Qué gozo darse cuenta de la divina
tarea que se nos ha encomendado. Solo necesitamos ser quien realmente somos.
Hay un Espíritu de bondad que toma
posesión de nosotros y nos impulsa a actuar con ternura, paciencia, sabiduría.
Escuchemos su voz sin palabras.
El don del amor incondicional,
siempre es novedad, y nos sorprende. Es el acto de mayor creatividad y también
de mayor rebeldía en nuestro entorno. No es fácil, porque no se lleva, y solo
queremos hacer las cosas que nos igualan a los demás, porque el
condicionamiento social es muy fuerte.
Me gusta tener como tarea lo que me
apasiona. Puede ser que no conozca todos mis dones, pero sé lo que me apasiona:
descubrir las huellas de una Presencia que me ama entrañablemente, y es en lo
más sencillo donde las encuentro.
En esos regalos interiores que
descubro, está la voluntad divina en mí. Me uno a la oración de Madeleine
Delbrêl: “Pido a Dios, no la luz o
cualquier otra cosa, sino que impida que me distancie de lo que él es o quiere
hacer.”
3 comentarios:
Encontrar el lugar en cada momento, todo un don. Eso es ser
Muchas gracias por compartir tu espíritualidad Conchi. DIOS TE BENDIGA
Que sepamos del descubrir nuestros dones y los pongamos a disposición del q lo necesite. Es tan sencillo como llegar a ser lo q en potencia somos. Gracias
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