No veo diferencia entre
tiempo y vida. “No tengo tiempo” o “no me da la vida para tal cosa”, significa
lo mismo.
Mi Tiempo-Vida está envuelto
en la incertidumbre de no saber el origen, el porqué, el paraqué, el sentido. Soy
un Misterio que camino, aprendo, me muevo y existo en el Espíritu, así dicen
los Hechos: “En el vivimos, nos movemos,
existimos”.
Mi Tiempo-Vida-Espíritu es
lo más grande que se me da para disfrutar en esta orilla de la vida. No contemplaré
mayor milagro que ese: el milagro de existir.
Cuando tengo mi mirada y mi
corazón puesto ahí, todo se armoniza en mí, porque conecto con ese rio infinito
de paz que pasa por mis entrañas.
Tiempo, Vida y Espíritu
encuentran su perfecto punto de unión y expresión en la alabanza y en la
alegría. Ante esa vida que no se puede explicar, abarcar ni encasillar no se
puede estar indiferente. En palabras de Pablo d´Ors: “Ese flujo vibrante, indescriptible, sutil y preñado, que es la vida de
los hombres, la mía, este instante, esta maravilla tan eterna como fugaz.
Y dónde quedan “los
problemillas” del día a día. Pues tal como lo he puesto: en diminutivo. Todos
son pequeñeces ante la grandeza que es mi vida y todas las vidas.
Algo anda mal cuando damos
más importancia a la ofensa que al perdón, a la discordia que a la unión, a los
insultos que a los abrazos, a las tensiones que a la calma.
En nuestras manos está
elegir. La alegría nos espera.
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