Cuando en mi cara dibujo una sonrisa yo convoco mis mejores energías y me
siento bien. Hay que decir que esa sonrisa puede ser natural o forzada, el
cerebro no distingue entre una sonrisa falsa y una real. Con el simple
mecanismo de los músculos necesarios ya empiezan los efectos beneficiosos de
ese gesto.
Hay que aprender los trucos que nos da nuestra misma naturaleza para poder cambiar
nuestra actitud, este es uno de ellos. Es bien sencillo, al alcance de todos.
Nuestro cuerpo es nuestro anclaje en el amor infinito, por eso es un regalo
que tenemos que mimar y conservar en el mejor estado posible. Reír nos ayuda a
ello.
“Se ha demostrado científicamente que el córtex cerebral libera impulsos
eléctricos un segundo después de comenzar a reír, expulsando de nuestro
organismo la energía negativa.”
Es necesaria la sonrisa y la alegría. Si tenemos “cara de perro”, no nos
esforcemos en decir que somos felices, algo está pasando en nuestra vida
interior que nos perjudica.
Para cuidar nuestra interioridad, que se refiere no solo al bienestar de
dentro sino también al de fuera, cuidemos nuestra expresión alegre.
Para vivir en continua oración, riamos.
Para curar heridas, usemos sonrisas.
Risa y sonrisa como bálsamo, como plegaria, como punto de encuentro con la
Alegría verdadera.
Con las sonrisas vendrán oleadas de esa energía positiva tan necesaria en
nuestro mundo.
Podemos poner un añadido al mandamiento del amor: ama y también ríe, y contagia a los demás con tu ternura y tu risa.
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