Se vive al mismo tiempo que se ora
y no existe cada cosa por su lado. Todo es oración. Una intención limpia, una
mirada alegre, unas lágrimas de dolor, un momento de tristeza, una voluntad de
vivir.
Todo es oración porque todo está
dentro de la vida, que es sagrada y es nuestro único enlace con la
trascendencia. Mientras estamos aquí, estamos en aprendizaje continuo. Todo se
presenta como oportunidad de formarnos, todo es ventana y puerta a lo Otro.
Estas son imágenes para expresar lo que no se puede expresar, porque el
lenguaje se queda corto, pero alguna indicación nos da.
No hace falta en esta oración poner
las palabras adecuadas o tener las cosas muy claras. Podemos estar mudos y
sentir la oscuridad total y aún así no podemos dejar de estar conectados y orando
a tiempo completo, porque siempre estamos dentro del tren de la gracia divina.
Dice Pannikar: “Orar es simplemente
ser o vivir. No hay que ir a ningún lugar sagrado ni hacen falta palabras para
orar, simplemente vivir, respirar”.
La persona se hace luz cuando trata
la vida con afecto y con respeto. Y ese afecto empieza por uno mismo, ese es el
camino. Tú mismo eres el camino. No hay otro.
Valorar la vida como una auténtica
joyita y acumular las fuerzas para agradecer y asombrarnos ante el misterio del
corazón humano. Esa es la sabiduría a la que estamos llamados.
Lo increíble de la vida es la
íntima unión que hay entre todos. Es como una corriente eléctrica que nos une
sin darnos cuenta.
Por eso cuando yo digo: Padre mío,
toda la tierra ora y alaba conmigo, porque somos una unidad.
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