miércoles, 11 de mayo de 2016

En ofrenda



Cómo demostrar la existencia de Dios si no es amando. Porque una explicación teórica, con muchos argumentos, convence solo a quien quiere ser convencido. En cambio un acto de ternura, entrega y cariño siempre tiene un gran poder de convicción.
Cómo enseñar amor si no es amando. En internet se puede ver “La carrera de mi vida”: un deportista en unos juegos olímpicos se accidentó, cojeando quiso terminar su carrera, alguien entre el público saltó rápidamente a ayudarle, era su padre. Son unas imágenes muy emocionantes. Así es Dios, dice el vídeo al final.
Conviene reflexionar sobre todas las personas o las situaciones que nos ayudan porque si no las enfocamos y les prestamos atención puede ser que ni nos hayamos dado cuenta de cómo somos ayudados. Ese familiar, ese amigo o ese casi desconocido que en algún momento están demostrándonos su cariño y apoyo. Todo viene de parte de Alguien que no se va a manifestar más que a través de todo lo que nos sucede.
Cómo demostramos la trascendencia a través de nuestra persona: siendo transmisores de luz y de paz.
No es tan difícil echar mano de lo que llevamos dentro, instalado de fábrica, aunque algunas veces lo tengamos oxidado de no ejercitarlo. Es el amor que todo lo une, lo apaña, lo salva y lo hace grande, infinito.
Se trata de que lo que recibimos como regalo, lo demos en ofrenda, de poner una mirada limpia sobre todas las cosas y de sembrar el mundo de te quieros.

Decir gracias con la vida
como moneda de cambio,
yo te la doy en ofrenda,
tú me la has regalado.

Decir sí a mis destinos
y mis encuentros,
poner una mirada limpia
por mis senderos,
dejar reguero de estrellas
y de te quieros.

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