miércoles, 6 de abril de 2016

OPTIMISTA



Nada de amargura, ni de rencillas, no da tiempo, el soplo de vida que tenemos es para amar y solo eso.
Ya sé que nos visitan malos momentos, angustias e inseguridades, y que a veces no vamos con buenas intenciones.
Repito, no da tiempo de enzarzarnos en discusiones y malos rollos porque de repente estaremos al final de la recta y diremos: cuánto me he perdido de bueno.
Tenemos poder para limpiar nuestros espacios y nuestras células, para eliminar nerviosismos y relajar el cuerpo hasta llegar a notar que la vida buena no nos había abandonado sino que le habíamos puesto encima cargas pesadas.
Es como estar en una sala a oscuras, si encendemos una pequeña luz, algo se ve, si vamos aumentando la intensidad de la luz la sala se llena de colores. Esa luz viene a ser la consciencia que vamos adquiriendo y la limpieza que vamos haciendo en nosotros. Estaba todo ahí, como en la sala, pero no lo veíamos.
Necesito estar atenta para enderezar mis caminos cuando hace falta, y quitar lo que me impide concentrarme en lo esencial, la bondad.
Y soy optimista, no puede ser de otra manera viendo la maravillosa creación en la que me ha sido regalado estar. Dice Tagore: “Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente.” Algo maravilloso está ocurriendo ya, aunque yo no lo pueda ver con plenitud.
Creo que la voluntad divina ha trazado mi humilde camino y esa es mi única seguridad y mi mayor alegría.

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