Tendemos a situarnos en
el área de confort, en la comodidad, en lo que siempre hemos hecho y en nuestra
vida tal como la hemos pensado y vivido hasta ahora.
Somos el resultado de
múltiples relaciones con los demás, de momentos significativos que nos van marcando:
una muerte, un encuentro, un nacimiento; y también de personas que nos han
dejado su huella. Leí esta frase: “yo soy yo pero soy otros”. Somos la amalgama
de todo lo que hemos ido recogiendo por el camino.
Y siempre, como telón de
fondo, está el buscar reconocimiento, que nos valoren, que nos confirmen en lo
que ya hemos obtenido. Aprobación. Sería impensable vivir en solitario. Nuestra
vida siempre es en-relación-con.
El área de confort tiene
sus peligros, porque estamos en ella tan cómodamente que ya no damos pasitos
hacia una mayor consciencia, no somos atrevidos, imaginativos, creadores.
Como ya está todo hecho
pues yo me dedico a disfrutarlo, pero falta algo por hacer, que es personal y
arriesgado, se trata ni más ni menos que de un paso en el vacío, en el abismo
del misterio de la vida. Se trata precisamente de desprendernos de todas las
seguridades y reconocernos débiles e ignorantes totales, de tirar todas
nuestras certezas por la borda porque solo son una pantalla de humo.
Y colocarnos en esa
posición inferior, que me iguala a todos mis hermanos de la tierra, donde
escucho los gritos de angustia de otros peregrinos que son yo misma en
diferentes sitios.
Todos los corazones son
iguales al mío, buscan seguir esa voz interior que les indica el camino. No
siempre está clara esa voz, por lo que nos apoyamos y ayudamos unos a otros.
Los grandes hombres y mujeres van delante, nosotros les seguimos. Así lo creo.
Cuando lo de siempre no
me sirve, entonces salgo de la comodidad. Cuando mis fantasmas se vuelven
contra mí y siento que mi suelo se tambalea. Cuando me arrastro sin rumbo y sin
meta y mis ojos se empeñan en no ver, es entonces cuando puedo dar ese paso en
el vacío y decir: a pesar de todo, confío.
Confiar en que todo está
y estará bien. En que soy conducida “hacia fuentes tranquilas donde reparan mis
fuerzas”. En que soy guiada por el sendero acertado, no porque yo haya hecho
nada especial sino porque la Vida me tiene en sus amorosos brazos y trabaja
siempre para mí.
Que nuestra
transformación personal nos saque de la comodidad y nos lleve a un cambio
interior y una nueva conciencia.
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