El conocimiento de
nosotros mismos está íntimamente unido al conocimiento del Ser que nos sostiene
y que es el máximo, más bien el único formador, posibilitador, de todo lo que
sucede en nuestra persona.
Aquello que es la Bondad
y la Ternura nos lleva a vivir con lo mejor de nosotros mismos, a intentar
siempre el bien, en una continua lucha contra nuestros demonios interiores, que
son los que nos dicen que no podemos hacer nada, que estamos solos, que el
mundo es malo pero nosotros no, nos hacen enfrentarnos a todo y vivir la
ilusión de la separación. Y nos llevan al desánimo y la frustración.
Todo lo que nos lleve a
realizarnos y a conocernos, es bueno y es divino. Porque con ello nos
armonizamos y damos la nota en la partitura que está preparada para nosotros en
el conjunto de la creación.
Sí, hay un plan para
cada uno. El objetivo principal siempre es ser feliz, pero hay unas
maravillosas diferencias entre nosotros, y cada uno llega por un camino, por un
carácter, unas circunstancias y unas convicciones.
Me parece una riqueza
increíble tanta variabilidad, cómo nos encontramos y nos unimos en el abrazo de
la existencia con los que opinan, visten, caminan y miran diferente.
Solo hay una condición
indispensable para la dicha de este encuentro en la diferencia, no pensar que
somos nosotros los que tenemos la razón. Porque así nos cargamos cualquier tipo
de acercamiento.
Si pienso que esa
persona tan distinta a mí, es un Ser-Amado-Igual-Que-Yo, entonces la tengo que
tratar con respeto, cercanía, admiración, complicidad.
Quizá nuestra faena,
como humanos, sea precisamente tender puentes, que salen de nuestro interior
para unirnos y salvar las diferencias, o mejor, agradecer las diferencias, que
sin duda son una riqueza.
Nos complementamos unos
a otros, esto se descubre y saborea cuando miramos desde abajo, desde la
humildad y sencillez extrema. Falta que bajemos a nuestro ego del escalón
superior en el que se ha subido. Todos estamos hechos del mismo barro y vamos
en el mismo barco haciendo idéntica travesía, por qué creernos superiores.
Nuestros demonios
interiores no paran de trabajar para separarnos a unos de otros, para romper la
armonía que es nuestra esencia.
Pero nosotros tenemos al
mismo Amor como escudo y protección. Asegurémonos de que lo tenemos activado,
porque a veces se nos olvida y entonces nos deshumanizamos. No desperdiciemos
nuestro precioso tiempo, miremos al cielo y actuemos con bondad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario