domingo, 2 de noviembre de 2014

El mensaje es el mensajero



He leído que se necesitan personas que hagan el viaje hacia el desierto interior para experimentar la victoria de Cristo y a través de la propia experiencia, abran el camino a los demás.
Me ofrezco para ese viaje.
Hay un pasaje evangélico, el de Jesús caminando sobre las aguas, que expresa claramente cuál es esa victoria que tenemos que experimentar. Porque nosotros también somos esa barca lejos de la orilla y con el viento en contra. Y en medio de nuestra oscuridad hemos recibido la llamada: ven. Y, entonces, nos ponemos en marcha. Dependiendo de nuestro grado de confianza, vamos sobre las aguas revueltas sin que nos asuste su turbulencia o nos hundimos al primer problemilla.
Ese viaje hacia el interior lo realizamos precisamente para eso, para desprendernos de todo lo que no necesitamos, porque nos obstaculiza. Y lo primero que no nos hace falta es el egoísmo, el pensar que tenemos la razón y creer que todo tiene que girar en torno a nosotros. También el amor propio, el orgullo y el enfado.
Cuando recibimos la llamada para caminar sobre las aguas, se nos regala la fuerza necesaria para ello, para no venirnos abajo al menor contratiempo. Por eso, caminemos sabiendo que la victoria ya la tenemos porque somos criaturas amadas y ayudadas hasta el infinito.
En este viaje que hemos emprendido, podemos abrir caminos a la unión y al diálogo sincero o podemos poner trabas y barreras que dividen y separan, para acabar creando espacios de desamor. En nuestras manos está una u otra actitud.
Sí, me ofrezco a hacer ese viaje al desierto interior, porque ya he experimentado que es lo que me da más paz, lo que me da sentido y hace que me sienta persona humana en plenitud.
Estoy enganchada a ese espacio en el que tras su aparente sequedad habita una presencia viva y donde brota una inagotable ternura.
Se puede decir que vienes con un mensaje sobre tu persona, porque digas lo que digas y señales donde señales, los demás se van a fijar en lo que tú eres, es decir, tu vida tal como se está desarrollando es tu mensaje. Lo que queremos transmitir lo tenemos que llevar puesto en todas las células. Como dice Fidel Delgado: “Vayamos donde vayamos vamos enteros y el mensaje es el mensajero”.
En esta aventura que es el viaje de la vida, miremos cómo vamos de confianza, y si llevamos alegría para el camino.

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