domingo, 9 de noviembre de 2014

El amor engancha



El amor engancha. A un sitio donde eres amablemente, cariñosamente tratado, quieres volver. Y huyes de donde eres tratado violentamente.
Buscamos la compañía de aquellos que hacen derroche de amor, nos sentimos tan bien con ellos. Se puede decir que es nuestro hábitat natural, donde el corazón se relaja, y dan ganas de establecer lazos de amistad y concordia, y quedarse para siempre.
Esto puede parecer una perogrullada, porque es decir lo evidente, pero a veces lo que está tan claro, puede estar dificultado por propagandas engañosas.
Porque la publicidad nos empuja a la competitividad y la agresividad en las relaciones, en las que no nos miramos como personas sino como competidores. Entonces el amor y la mirada compasiva brillan por su ausencia.
Difícil de vivir en nuestra sociedad desde la ternura de nuestro ser auténtico. Pero la fuerza del amor nos atrae, esa es nuestra tabla de salvación. Cuando amamos, queremos amar más y amar mejor. Por eso repetimos gestos y actitudes de acercamiento y de unión.
El amor todo lo ensambla porque es el pegamento universal, que hace que todo esté en su sitio, bien colocado y armonizado. Y cuando no lo experimentamos así, nos sentimos mal: estamos fuera de nuestro elemento natural.
Nos gusta sentirnos bien tratados y solemos corresponder de la misma manera. Pero no somos perfectos, tenemos muchas circunstancias y situaciones que no hemos elegido nosotros y que nos afectan negativamente, nos alteran.
Con todo lo que nos pasa, integrándolo todo, es como tenemos que vivir. Todo tiene un porqué, un sentido, que nosotros ignoramos. Ningún aspecto de nuestra vida se debe despreciar o infravalorar. Y así, llevándolo todo con nosotros, también las tristezas y los fracasos, es como podemos avanzar, sin ignorar nada de lo que nos sucede.
Se trata de mirar consciente y amorosamente, a la cara, cualquier cosa que nos sucede. Tratarnos a nosotros mismos con respeto y dulzura, sin culpabilizarnos ni menospreciar lo que hacemos.
Por haber sido creados, ya somos algo especial. Es importante que nos sintamos a gusto con nosotros mismos porque si no es así no podremos ponernos al servicio de los demás, nos quedaremos encerrados entre las paredes de nuestros problemas, y no veremos más allá.
El amor nos engancha con su fuerza de atracción y es el que nos hace salir de conflictos y oscuridades. En él nos sentimos bien. Y nos convertimos en sus testigos y sus mensajeros.

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