miércoles, 16 de abril de 2014

Ser humildes


Deberíamos acostumbrarnos a dar más importancia al creador que a las criaturas. A atribuir nuestros méritos directamente a quien nos los ha concedido. Eso dicen los grandes santos.

Santa Teresa dice que todo lo hace Dios. San Juan dice: “No hago nada por mi propia cuenta, solamente digo lo que el Padre me ha enseñado”. El padre Arrupe dice que es Dios quien dicta y ejecuta, quien piensa y comunica.

Es muy peligroso atribuirnos nosotros los méritos de nuestras acciones o de nuestra manera de ser, porque nos aleja de la humildad que es nuestro punto de encuentro y aceptación de lo divino.

Si no soy humilde, solo me veo a mí, crece mi egoísmo y mi ego se hace insoportable. Conseguir un equilibrio en este terreno es un trabajo diario, no podemos bajar la guardia, no podemos decir: yo alcancé la humildad en el año tal y desde entonces la tengo.

En cada momento tenemos que conquistarla, en cada nuevo minuto decidimos ser de un modo u otro, por eso vivir es una dedicación apasionante, que no da tregua, que siempre invita a ser mejor, a querer disfrutar más y más con lo que llevamos entre manos.

Es la misma energía divina la que actúa a través de mí. Cuando doy un abrazo, Dios da un abrazo, igualmente cuando amo, ayudo, sonrío.

Tengo claro que todas las cosas buenas que me suceden, por pequeñas que sean vienen directamente de mi Madre divina, y ante cualquier gesto de bondad, le doy las gracias a ella en mi interior.

Solo desde la humildad podemos darnos cuenta de todos los bienes destinados a nosotros. Y se nos despiertan las ganas de agradecer. De acercarnos a los demás sin prejuicios ni prepotencias que separan.

También ser humilde es un don de Dios. Lo curioso es que es un regalo del que no se puede presumir, porque en ese momento deja de serlo.

Solo puedo presumir de la acción divina en mí y en todo, y de pertenecer a una gran familia de seres en búsqueda.

También de tener un techo infinito lleno de incontables estrellas y un corazón sediento que todas las mañanas inicia su camino entre ellas, con ilusión nueva.

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