domingo, 9 de marzo de 2014

La pasión de tu vida


“Gustar que el Señor es la pasión de tu vida y no una antigua costumbre que te acompaña desde niño”. He escuchado esta frase en algún sitio.

Poner pasión en lo que creemos, en lo que anhelamos, en lo que sentimos.

Sentir es importantísimo, vibrar con lo que parece rutinario pero no lo es. Contagiar a otros del entusiasmo que sentimos, porque hay velas que se han apagado con la avalancha de problemas que nos rodean, hay gente que se ha hundido. Mientras que otros aún están en pie, y dan gracias. Son testimonios fabulosos que nos llegan, nos pasan el testigo, y nosotros, a la vez, lo pasamos a otros. La vida nunca es aislada, es una rueda intercomunicada y perfecta.

Saborear con pasión el gozo de la trascendencia, la belleza que nos sale al encuentro en los corazones y en los paisajes, pasarlo al ranking ganador de los temas preferidos, estudiar, sí, estudiar. Con papel y lápiz, subrayar, beber las fuentes, todo está dicho ya, no inventamos nada nuevo.

Porque nos cambiará la vida cuando la sentimos como don y tomamos la perspectiva de seres enamorados de ella.

Cuando todo es regalo, nunca una persona te parecerá mediocre, ni un amanecer escaso, ni una comida deficiente, ni una luz inútil. Ningún defecto nos echará para atrás, ninguna puerta cerrada nos impedirá pasar, porque el punto y la encrucijada que transitemos será la adecuada para nuestro aprendizaje, la perfecta para nuestra plena realización.

En un corazón enamorado no puede haber quejas ni desconfianza o rencillas. No cabe la medianía ni el egoísmo para quien se siente hijo de un universo amigo.

Ese es el mayor de los regalos, sentirnos hijos amados y privilegiados, con un encargo o una misión: la de realizarnos y caminar confiadamente.

Y si yo me encuentro ahora sintiendo esto y poniéndolo en palabras es porque alguien necesita escucharlo y hacerlo real en su vida. Todos somos enviados y mediadores, algunos de los mensajes o encargos los pasamos conscientemente, la mayoría, no. Con nuestra actitud, con nuestro estar personalmente en el mundo, ya comunicamos algo.

Para sentir pasión por la vida, pongamos pellizquitos de magia, de imaginación, cambiemos nuestros muebles interiores de sitio, seamos creativos. Sorprendámonos a nosotros mismos.

Para que nuestras creencias estén respaldadas por nuestra ilusión, y si ésta hace tiempo que se nos murió pues cambiar las creencias, innovar, preguntar, ir a la búsqueda.

Lo que es bueno para mí, es bueno para el mundo y es bueno para Dios, estamos increíblemente juntos en esto.

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