Este es un comentario de unos capítulos
del libro de José Mª Moliner: “Entre la armonía y la ternura”:
La creación es un amasijo de barro. Todo
está hecho con los mismos materiales, es decir tanto los astros como las
personas tenemos oxígeno, hidrógeno, calcio, hierro, carbono, potasio y unas
cuantas cosas más. Es una maravilla pensar que estamos hechos de polvo de
estrellas, y que ellas tienen los mismos átomos que nosotros.
Ese barro que somos está continuamente
amasándose, es decir, interrelacionando, en movimiento.
Hay un hilo finísimo que une todos los
seres, una fuerza invisible que mantiene en pie todo el tinglado de la vida, y
que hace a cada uno ser lo que es, y estar en conexión con todo lo demás.
Alguien maneja esos hilos, es el Amor, que nos envía continuamente mensajes
diciéndonos que nos ama.
Copio esta frase textualmente: “Somos
unos seres inventados para amar al Amor en nombre de toda la creación”. Expresan
muchísimo estas palabras, se trata de ser conscientes de nuestra misión amorosa
y de llevar en nosotros la representación de todo lo creado. Se nos puede subir
a la cabeza, es decir, podríamos ser engreídos por llevar a cabo nuestro
encargo. Pero estas cosas no funcionan así. Cuando llegamos a esta decisión y a
este reconocimiento del misterio, estamos inmersos en el movimiento del amor, es
decir, perdidamente enamorados. Y ahí ya no cabe el engaño ni la malicia, porque
es entonces cuando nos damos cuenta de que todo es don y actuamos “en espíritu
y en verdad”.
Somos barro y amor, al mismo tiempo, por
eso es una gozada vivir, porque en plena debilidad personal se nos permite
contemplar la perfección que nos envuelve y nos da su apoyo.
El mismo universo ama a través de
nuestro amor, incluso las estrellas que ya se extinguieron al igual que las
personas amadas que murieron, nos han dejado una estela y una emoción que nos
acompaña.
Todos los que nos han precedido han
vivido también entre tinieblas, han amado y han sufrido, y ahora desde su nuevo
estado nos transmiten su energía.
Hay una poesía mía que habla de las
estrellas y del misterio del universo.
Yo
soy polvo de antiguas estrellas
que
ya murieron
y
depositaron su rezo
en
el universo,
y
no dejaron de vivir
entre
tinieblas,
y
buscaron otros cielos
para
mí
y
para ellas.
Estallaron
en un canto de amor
alborotado,
y
de sus cenizas
surgimos
corazones enamorados.
Soy
reflejo de luces celestiales
que
ya no viven,
y
conservo en mi interior
miles
de rostros,
bellas
galaxias
y
preciosos tesoros
que
ni sé para qué sirven.
Celebro
amaneceres
día
tras día,
y
millares de llamas encendidas
me
trasmiten su energía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario