miércoles, 26 de marzo de 2014

El barro y el amor


Este es un comentario de unos capítulos del libro de José Mª Moliner: “Entre la armonía y la ternura”:

La creación es un amasijo de barro. Todo está hecho con los mismos materiales, es decir tanto los astros como las personas tenemos oxígeno, hidrógeno, calcio, hierro, carbono, potasio y unas cuantas cosas más. Es una maravilla pensar que estamos hechos de polvo de estrellas, y que ellas tienen los mismos átomos que nosotros.

Ese barro que somos está continuamente amasándose, es decir, interrelacionando, en movimiento.

Hay un hilo finísimo que une todos los seres, una fuerza invisible que mantiene en pie todo el tinglado de la vida, y que hace a cada uno ser lo que es, y estar en conexión con todo lo demás. Alguien maneja esos hilos, es el Amor, que nos envía continuamente mensajes diciéndonos que nos ama.

Copio esta frase textualmente: “Somos unos seres inventados para amar al Amor en nombre de toda la creación”. Expresan muchísimo estas palabras, se trata de ser conscientes de nuestra misión amorosa y de llevar en nosotros la representación de todo lo creado. Se nos puede subir a la cabeza, es decir, podríamos ser engreídos por llevar a cabo nuestro encargo. Pero estas cosas no funcionan así. Cuando llegamos a esta decisión y a este reconocimiento del misterio, estamos inmersos en el movimiento del amor, es decir, perdidamente enamorados. Y ahí ya no cabe el engaño ni la malicia, porque es entonces cuando nos damos cuenta de que todo es don y actuamos “en espíritu y en verdad”.

Somos barro y amor, al mismo tiempo, por eso es una gozada vivir, porque en plena debilidad personal se nos permite contemplar la perfección que nos envuelve y nos da su apoyo.

El mismo universo ama a través de nuestro amor, incluso las estrellas que ya se extinguieron al igual que las personas amadas que murieron, nos han dejado una estela y una emoción que nos acompaña.

Todos los que nos han precedido han vivido también entre tinieblas, han amado y han sufrido, y ahora desde su nuevo estado nos transmiten su energía.

Hay una poesía mía que habla de las estrellas y del misterio del universo.

Yo soy polvo de antiguas estrellas
que ya murieron
y depositaron su rezo
en el universo,
y no dejaron de vivir
entre tinieblas,
y buscaron otros cielos
para mí
y para ellas. 

Estallaron en un canto de amor
alborotado,
y de sus cenizas
surgimos corazones enamorados. 

Soy reflejo de luces celestiales
que ya no viven,
y conservo en mi interior
miles de rostros,
bellas galaxias
y preciosos tesoros
que ni sé para qué sirven. 

Celebro amaneceres
día tras día,
y millares de llamas encendidas
me trasmiten su energía.

No hay comentarios:

Nuestra esencia

  Formamos parte de la única energía que existe, por tanto nos comunicamos en todo momento algo luminoso. Con nuestra sola presencia enviamo...