En cualquier grupo humano, familiar,
social, de amistad, en cualquier relación personal con otros, es fundamental
establecer lazos de afecto.
Es importante porque uno se siente a
gusto cuando es bien tratado, cuando recibe y da cariño.
Me sucede muchas veces que cuando me
presentan a una persona o a un grupo, abundan las caras serias, y la distancia
en el trato pero cuando pasa un tiempo y he visto con asiduidad a esas personas
y he compartido con ellas retazos de vida, entonces el bloque de hielo o de
indiferencia que estaba situado entre ellas y yo, se derrite, desaparece, y
quedan frente a frente unos corazones que se alegran de volver a estar juntos,
que tienen algo que compartir y que se aceptan mutuamente.
Lo que quiero decir es que no es lo
mismo estar en un grupo con caras serias, o estar con gestos de bienvenida.
Las personas tenemos esa habilidad, a
medida que nos vamos conociendo vamos estrechando unos lazos afectivos que son
importantísimos para sentirnos bien.
Cuando hemos establecido esos lazos
entonces podemos sacar lo mejor de nosotros mismos, porque estamos en el mejor
hábitat, el del amor que todo lo une, todo lo acepta, todo lo disculpa, todo lo
potencia.
Nos damos cuenta enseguida cuándo
estamos en un grupo que nos mira con indiferencia o con actitud negativa, o cuándo
ese grupo está lleno de buenas intenciones y energía positiva.
Encuentro que es imprescindible
establecer lazos de afecto con los que nos rodean, porque nuestro caldo de
cultivo natural es el amor. Es el corazón el que manda en todo lo que somos y
hacemos, por eso tenemos que tenerlo bien alimentado, bien tratado.
Ya sé que no siempre es posible
establecer esos lazos de afecto pero en nuestra mano está intentarlo y darles
la importancia que tienen para nuestra convivencia.
Algo anda mal cuando una persona no
logra establecer cauces afectuosos de unión, quiere decir que está bloqueada
por la indiferencia y el desamor.
A veces los seres humanos vamos a la
deriva, como los astronautas que se han perdido porque se ha cortado su
conexión con la tierra, así les sucede a los que tienen averiada su capacidad
de relacionarse afectuosamente con los demás. Se convierten en planetas
aislados, también en meteoritos destructivos.
Dice la Biblia con bellísimas palabras: “Con lazos de ternura, con cuerdas de amor,
los atraje hacia mí”. Con esos lazos se solucionan todos los males del
mundo, porque son curativos.
El amor es nuestra poderosa esencia, lo
necesitamos para relacionarnos, para crecer, para alcanzar nuestra plenitud, porque
es el nexo que nos une al universo, y a todos los seres humanos de la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario