miércoles, 29 de enero de 2014

Abriendo caminos


Es importante que nosotros mismos, con nuestra actitud, impulso y convicción, vayamos abriendo caminos: a la amistad, al encuentro, a compartir emociones y esperanza.

Que estemos atentos también a la naturaleza que nos acompaña: ese sol, esa lluvia, ese viento, que están aquí para nosotros, y nos regalan sus dones, cálidamente, generosamente.

Llevar el recuento siempre de las cosas buenas que nos pasan, y ser agradecidos por ellas. Y olvidarnos de rencores, y amarguras que nos encierran en agujeros sin luz, y sin sentido.

Preparar nuestro corazón para los dones divinos que crecen en nosotros, estar atentos a esa siembra maravillosa y que sepamos ver la mano del sembrador.

Los mensajes, pasan de mano en mano,  nos pasamos el testigo de la bondad, de la esperanza, del anhelo, porque no se puede tapar la luz, ni callar la belleza, ni poner barrotes al aire, ni puertas al océano de la sabiduría.

Nos llegan bendiciones preciosas, que ponen de nuevo en funcionamiento nuestra dicha, y hacen que nos sintamos hombres y mujeres agradecidos y asombrados. Con eso, ya podemos seguir caminando. Son faros puestos en nuestro camino con el objeto de orientarnos. Dan sabor y sentido a todo cuanto somos y hacemos.

Porque nuestra privilegiada materia, nuestro cuerpo, necesita beber de esas bendiciones, de modo más o menos consciente. Esa fuerza que se nos transmite aun cuando estemos dormidos, o despistados. Porque la Vida trabaja sin descanso a nuestro favor, no depende de nuestros altibajos, afortunadamente.

Nosotros no podemos estropear nada, el amor infinito nos busca, y nos lleva en la palma de la mano, solo nos falta ser conscientes de ello, saborearlo, proclamarlo, agradecerlo.

La gente suele decir que es muy difícil ver las cosas así, que la teoría está bien pero la práctica es otra cosa. Hay que empezar por cambiar el chip, y no verse continuamente como víctima que recibe ofensas y humillaciones sino como ilusionado protagonista de una historia sagrada universal.

Una frase que se suele escuchar es: “todos van contra mí, es que “me pegan muchos palos”. Nadie va contra ti. A mí me gusta pensar que el camino comienza a hacerse fácil cuando nos hemos desprendido de egoismos y tensiones innecesarias.

Empieza por creer en ti, por creer en la vida. Crea cauces sanos de comunicación. Da un voto de confianza a lo que va llegando y pon alegría a tu alrededor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Thank you,
Big hug

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