A veces me olvido de lo esencial, y me
enfurruño, me enfado, como consecuencia no me llega la alegría, la paz se me
evapora, y no me siento bien.
Entonces tengo que hacer una sencilla
reflexión para que las cosas vuelvan a su sitio, para que la paz se sitúe
nuevamente en su casa, que es mi corazón, y para volver a respirar con
confianza.
Tenemos una tendencia muy marcada a
cargarnos de tensión y amargarnos la vida. Por eso conviene que sembremos el
camino de momentos de reflexión, hacer las paradas necesarias para seguir
existiendo como personas verdaderamente humanas, no como seres cargados de
negatividad.
A veces me olvido de que soy Hija
privilegiada, y me angustio. Vivo de espaldas a mi casa que es la Creación
entera. Y no soy consciente del poder de mi corazón. Lo esencial se me hace
oculto y las sombras se me apoderan.
Pero todos los estados de ánimo me son
necesarios; cuántas veces cuando me siento a disgusto, es cuando me movilizo y
me pongo en búsqueda.
Como decía Albert Einstein: “Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la
vida es una rutina, una lenta agonía. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y
penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las
soluciones. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno”.
Cuántos grandes sabios, y grandes santos,
han tenido que experimentar una crisis para ponerse en marcha y encontrar su
sitio en la vida.
Yo no soy diferente de ellos. En mi corazón,
tengo la misma dignidad y grandeza. Lo que era bueno para ellos también lo es
para mí. Nuestra materia es exactamente la misma que la de ellos, solo nos hace
falta experimentarlo así. Y es que la grandeza nos viene de fábrica: hemos
nacido, quiere decir hemos sido pensados, aceptados, amados hasta el infinito.
Somos grandes e increíbles, resplandecientes, por naturaleza.
Esa grandeza viene siempre de la mirada
amorosa que está puesta sobre nosotros, no tenemos que hacer nada por
conquistarla, es gratuita.
Tomamos posesión de ella en cuanto abrimos
los ojos interiores y nos sentimos personas bendecidas y agradecidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario