miércoles, 28 de diciembre de 2011

Amar la vida


Amar la vida significa cuidarla, potenciarla, estar al servicio de ella.

Amar todo tal como sucede: tu circunstancia personal, lo que se te da a ti, y ha sido preparado para ti. “Abre la boca y come lo que te voy a dar” (Ez 2)

Nuestro paso por esta tierra es extremadamente breve y vamos como topos ciegos en un túnel oscuro, sólo nuestro corazón intuye una presencia, adivina un nuevo mundo, y salta emocionado dentro de nosotros. En nuestras entrañas resuena el mandato universal: “¡Búscame!” “¡Sal de tu ignorancia!” “¡Levántate y anda!”

Dicen que primero encontramos a Dios y luego nos ponemos a buscarlo. Parece un sinsentido, ¿verdad? Tendría que ser al revés.

Cuando buscamos quiere decir que ya nos hemos tropezado con el filón de piedras preciosas, o con el agua mágica y queremos más. Siempre tenemos esa sensación de desasosiego, de añoranza o morriña, echamos en falta algo. Es como si estuviésemos insatisfechos e incompletos y nuestra vida se nos fuese en buscar “ese algo” que nos es esencial para sentirnos bien.

Y esa búsqueda siempre la realizamos en lo que nos es más próximo: trabajo, aficiones, amistades, familia. Porque nada queda fuera del Camino.

Los Padres del desierto del siglo IV decían: “Busca a Dios donde no vive Dios”, es decir, no donde nosotros decimos que vive Dios. Porque lo hemos encerrado en una iglesia, en una religión, en unos rezos y en unos ritos. En una parcela de espacio y de tiempo. Pero no se puede poner límite ni condicionamiento a la libertad, la bondad, la sabiduría, la energía que nos mueve.

O contamos con su presencia en todo o podemos decir que estamos muertos a lo esencial.

Dios no es una más de nuestras metas, sino que es nuestra única meta en todo lo que hacemos. Desde preparar una comida, leer un libro o hacer un viaje, hasta sonreír y charlar con los amigos. Incluso cuando nos movemos por lugares equivocados, como el egoísmo, las drogas variadas de nuestra sociedad, la envidia, el consumismo, la autocomplacencia, incluso nuestros errores son expresión de una nostalgia original de nuestro ser auténtico.

Nos hemos acostumbrado a colocarlo en un lado, como una cosa más, pero no hay separaciones en este tema. Todo es Esencia y, lo sepamos o no, tú y yo estamos a su servicio, desde que nos levantamos y en todo lo que somos y hacemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias de nuevo por tus palabras, hormiguita.
Esperamos que el 2012 siga lleno de textos nuevos.

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