
El sol, cuando amanece, no asusta a nadie,
acuden pajarillos a saludarle,
jugando al escondite entre los árboles,
se cuela suavemente por mis ventanas
y, a veces, me sorprende sin avisarme.
El sol es emisario de buenas nuevas,
el día que me trae viene con fuerza,
la bruma se alejó y estoy despierta,
inicio mi jornada y, sin desaliento,
empuño las palabras, como poeta.
La sed vuelve a atacar y busco una Fuente,
que me han dicho que me va a dar dicha completa,
donde corren aguas claras y misterios transparentes.
Dentro de mi corazón tengo oídos
y lápiz y papel guardados,
para recoger y almacenar gotas preciosas
de ese manantial que brota y brota.
El sol que tan tiernamente me dio la salida,
ya se volvió poderoso y se marchó, muy solemne,
a recorrer su camino y seguir sembrando vida.
Igual que el sol solitario,
yo peregrino entre millones de estrellas,
con solo mi Fuente amiga como guía
que me lleva de la mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario