Con cada una de mis acciones respondo a lo que el momento me pide. También mi búsqueda interior y personal es respuesta a una llamada. Así sucede para cada uno.
Se me hacen cada vez más presentes mis luces interiores que me enseñan a aceptar y abrazar mi propia fragilidad y mi pequeñez, y abrir los ojos al milagro de estar aquí.
Mi mirada se gesta en lo hondo, la fuente de la felicidad está en mi interior, no dependo de lo que me llegue de fuera. No quiero que el mundo exterior me quite el equilibrio, me invada con sus exigencias, con sus preocupaciones y su sinsentido, en tantas ocasiones. No siempre me es posible mantener esa decisión y esa actitud, pero hacia ahí me quiero dirigir, como meta anhelada.
Elijo la vida sencilla, con la luz que trae cada momento, la que está a mi alcance y puedo disfrutar, con eso tengo suficiente para vivir en profundidad, siempre consciente del regalo de estar aquí, del lujo que supone amar y sentirme amada, el privilegio de hacer este trayecto personal acompañada de tantas personas, compañeras de camino.
Cualquier obstáculo o tropiezo no es un impedimento,sino que es el mismo camino. No tendré que rechazarlo sino gestionarlo para ver cuál deberá ser mi respuesta y cómo integrarlo desde la aceptación y la gratitud.
Respuestas agradecidas, con actitud confiada y con sencillez, ese es un buen propósito, una meta a alcanzar en el día a día de mi vida.

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