sábado, 17 de mayo de 2025

Profundidad infinita

 


Siempre me falta algo cuando no me comunico con lo más íntimo y sagrado de mi persona. Necesito esa conciencia atenta y observadora de los dones que cada instante se hacen presentes, para que yo pueda existir, agradecer y alabar. Para no perderme la auténtica vida.

Siempre me tengo a mano porque yo soy la puerta más cercana al infinito y a los misterios que me rodean y me invaden.

Si hablo conmigo misma con verdad, estoy comunicándome con algo más. Algo que ha tomado mi espacio, mi tiempo y mi voz, y observa el mundo a través de mis ojos y de mi asombro.

Necesito decirme que estoy aquí por alguna razón misteriosa que mis ojos de carne no alcanzan a ver pero mi corazón intuye y agradece. Y saber que todas las ayudas vienen hacia mí y siempre me llega y me inunda la ternura necesaria para el camino.

Ese diálogo profundo conmigo es en realidad diálogo con esa otra dimensión de la misma vida, a la que ponemos el nombre de Dios.

Todo en nuestra vida es trascendente y espiritual porque toda la materia contiene espíritu. Y todo nos adentra de un modo imparable en esa profundidad infinita imposible de definir, que no tiene orillas ni límites. Tan solo la limitamos poniéndole nombre y queriendo definirla, siempre a nuestra imagen y semejanza.

Me muevo entre esas dos dimensiones, lo puedo vivir como dos mundos, pero solo hay una realidad, una experiencia humana que todo lo une, porque soy, y somos, el lugar en el que el todo se manifiesta. Morada y consciencia del universo.


1 comentario:

Mónica Inés Pretel dijo...

"Necesito esa conciencia atenta y exploradora de los dones que, a cada instantes se hacen presentes para que yo pueda vivir"
Gracias Conchi.

Todo es música

  Llega hasta mí el testimonio de tantas vidas apasionantes, tantas palabras inspiradas que me orientan en el camino, y sin embargo aún me c...